En su discurso de cierre de la segunda sesión del Sínodo sobre la Sinodalidad, el Sumo Pontífice anunció que renunciará a emitir una exhortación apostólica postsinodal, decisión inusual que marca un giro hacia una mayor inclusión y autonomía en la interpretación del Documento Final del Sínodo. Este texto, que el Papa calificó como un “triple don”, representa una guía esencial para avanzar en la misión de una Iglesia más sinodal y abierta a todos los fieles.
Una asamblea inspiradora y el rol de los obispos
El Papa destacó la labor de los obispos durante esta XVI Asamblea Sinodal, iniciada el 2 de octubre, y enfatizó el rol de cada uno en la construcción de una Iglesia sinodal, guiada por el Evangelio en sus palabras y actos. “Como Obispo de Roma, los he convocado porque los necesito. Gracias por su testimonio en este camino sinodal”, expresó. Francisco subrayó que el proceso sinodal es un ejercicio de escucha activa, tanto para él como para los obispos, recordando la misión pastoral de “apacentar mis ovejas”.
El documento sinodal: Una hoja de ruta y símbolo de unidad
Francisco describió el Documento Final como un don multifacético que guiará a la Iglesia en sus continentes y contextos específicos. Este texto se convierte en un símbolo de unidad y misión compartida, capaz de orientar la labor pastoral en las distintas realidades sociales y culturales en las que se inserta la Iglesia. Además, el Papa reafirmó la importancia de mantener una armonía interna, inspirada en la visión del Concilio Vaticano II, de una Iglesia como “sacramento de Dios” y “signo de unidad”.
Una llamada a la humildad y a la misericordia
Durante su discurso, el Papa Francisco advirtió contra la rigidez y la actitud de superioridad dentro de la Iglesia, invitando a vivir una misión con apertura y humildad. Citando a la mística Madeleine Delbrêl, instó a evitar la soberbia en el servicio a Dios y a cultivar una fe “como danza en los brazos de la gracia”, que permita a la Iglesia abrir puertas en lugar de levantar muros.
Iglesia de paz en un mundo en conflicto
El Papa también recalcó el rol de la Iglesia como pacificadora en medio de un mundo marcado por conflictos. Al reconocer las experiencias de los obispos provenientes de regiones afectadas por violencia y pobreza, les instó a convertirse en “testigos de paz” y a construirla desde la convivencia de las diferencias y el diálogo.
Un camino continuo de conversión sinodal
Para concluir, Francisco enfatizó que el camino sinodal es un proceso de conversión continuo, sostenido por el Espíritu Santo, y alentó a los participantes a llevar este mensaje al mundo como una Iglesia que escucha y actúa con humildad. “El Espíritu Santo nos llama y nos sostiene en este aprendizaje”, afirmó, recordando que el Documento Sinodal es una guía viviente y accesible para todos los fieles.
El Sínodo concluirá oficialmente el 27 de octubre con la Santa Misa en la Basílica de San Pedro, un acto que sellará esta etapa histórica hacia una Iglesia sinodal, que Francisco define como “una Iglesia en la que el Espíritu sopla en cada rincón”. AICA