El Sumo Pontífice inauguró el domingo el tiempo de Adviento desde la Plaza de San Pedro, invitando a los fieles a vivir esta etapa de preparación para la Navidad con «un corazón ligero, vigilante y libre de angustias».
En su reflexión previa al Ángelus, el Santo Padre explicó que el mensaje de Jesús, presente en el Evangelio de San Lucas proclamado este domingo, es un llamado a «levantar la cabeza en alto y mantener el corazón ligero», incluso frente a las dificultades y temores del mundo.
«Jesús quiere liberarnos de las inquietudes presentes y de las falsas convicciones, indicándonos cómo interpretar los acontecimientos según el plan de Dios, que realiza la salvación incluso en las circunstancias más dramáticas de la historia», expresó ante miles de peregrinos reunidos en la plaza, decorada con los preparativos del tradicional belén y el árbol navideño.
Francisco reconoció que «las ansiedades, los miedos y las preocupaciones por nuestra vida personal o los acontecimientos mundiales pueden pesar como piedras y llevarnos al desánimo», pero instó a que el Adviento sea un tiempo para renovar la esperanza.
El Papa sugirió que este período de espera es una oportunidad para «hacer espacio a Jesús» en el corazón, permitiendo que la fe ilumine los desafíos diarios. «¿Está mi corazón agobiado por el miedo y la ansiedad? ¿Sé mirar las circunstancias con los ojos de Dios?», planteó como reflexión a los presentes.
El tiempo de Adviento marca el inicio de un nuevo año litúrgico en la Iglesia Católica y abarca los cuatro domingos previos a la Navidad, proponiendo una vivencia de fe y esperanza para los cristianos en todo el mundo.
Francisco concluyó su mensaje animando a los fieles a dirigir la mirada hacia Cristo, quien «calma los corazones y sostiene nuestro camino». AICA