Con los reflectores de todo el mundo apuntados a un balconcito del segundo piso del hospital Gemelli donde habían colocado una tarima blanca, centenares de personas, enfermos en silla de ruedas y periodistas esperaban esta mañana con enorme expectativa la reaparición en público del papa Francisco. Después de 38 días de internación, en la que dos veces estuvo en peligro de muerte, el Pontífice salió a las 12 locales (las 8 de la Argentina), para dar un saludo y una bendición después de la tradicional oración del Angelus, que por sexto domingo consecutivo fue difundido por escrito.
“Papa Francesco!”, coreaba la gente, entre los cuales familias con niños, enfermos en silla de ruedas, jóvenes, adultos mayores, todos apuntando con sus celulares ese balcón del segundo piso cuyas ventanas se abrieron a las 11.30. Otros grupos, con monjas, rezaban el rosario sentados alrededor de la enorme estatua de san Juan Pablo II que hay en la entrada del hospital, que se volvió una especie de altar en donde dejar velas, cartas y buenos augurios al papa Francisco.
El estado de salud del papa “está mejorando” y “esperamos que pronto pueda reanudar sus actividades normales”, afirmó el sábado el doctor Luca Carbone, otro miembro del equipo médico. Alfieri, sin embargo, relativizó esta afirmación. “La convalecencia es, por definición, un periodo de recuperación, por lo que es evidente que durante el periodo de convalecencia no podrá mantener sus citas diarias habituales”.
La aclaración es importante, dado que el jesuita argentino se impuso hasta ahora un ritmo frenético de trabajo, encadenando reuniones y celebraciones religiosas sin dejar de viajar. Jorge Bergoglio permaneció varias semanas con asistencia respiratoria a través de cánulas nasales y una mascarilla de oxígeno. Para recuperar el uso de la voz, deberá seguir sus sesiones de rehabilitación.
”Cuando se sufre una neumonía bilateral, los pulmones se han dañado y los músculos respiratorios también han tenido problemas”, explicó Alfieri. “La voz tardará en volver a ser la misma”, subrayó. Francisco, que perdió parte de un pulmón cuando era joven, sufrió varias infecciones respiratorias a lo largo de los años. Los médicos sólo lo declararon fuera de peligro tras un mes en el hospital. El Papa tuvo dos “momentos muy críticos en los que su vida estuvo en peligro”, pero “nunca fue intubado” y siempre permaneció “consciente y alerta”, afirmaron sus médicos.En concreto, sufrió ataques respiratorios agudos, uno de ellos con vómitos, y tuvo que someterse a una transfusión de sangre y a la aspiración de abundantes secreciones en sus pulmones.