Monseñor Juan Rubén Martínez visitó esta mañana Radio Tupambaé y dialogó acerca de sus tareas pastorales y la realidad del sostenimiento económico de la diócesis de Posadas.
“Con mucha alegría el fin de semana pasado celebramos la Exaltación de la Santa Cruz. Tenemos una parroquia en Jardín América con este nombre y también barrios. En un barrio de Garupá de nombre Santa Cruz, fue muy lindo poder ir y compartir. Después fui a la Expo carisma en la Costanera, a la parroquia Stella Maris el domingo a la noche con la comunidad y los venezolanos que celebraban a la Virgen de Coromoto. El padre Alberto Barros está haciendo un trabajo muy lindo. Todo eso es muy gratificante”, subrayó el obispo.
Por otra parte, explicó que el difícil contexto económico argentino, también se siente en el sostenimiento de la diócesis. “La situación económica para el común de la gente, el aumento de cosas, remedios, las expensas si tiene alquiler. También la complejidad en el sostenimiento de las comunidades, las parroquias, del mismo obispado, el sostenimiento económico se siente. Es sorprendente que, así como la gente lo vive en las parroquias, lo vive el obispado”.
El obispo precisó que la actual crisis no la tenían desde el 2001. “En el 2001 tuvimos rojo, eran de rojo por mes $8000 que eran USD 8000. Gracias a Dios en el 2002 pudimos equilibrar, porque la gente no sabe, pero nuestros ingresos son los ingresos que vienen en un 10% de las colectas de las parroquias, cómo se sostiene. Y en el 2002 pusimos una ayuda de las escuelas, como una especie de canon, como un aporte. En el 2004 Yacyreta nos indemnizó porque en El Laurel, donde está el campus de la UCAMI, hundieron 3 hectáreas. Entonces con ese dinero compramos todo ese terreno que Mons. Kemerer había comprado por poca plata con unas señoras, las 10 hectáreas, pensando en el Seminario. Era selva, monte y como no se podía hacer el Seminario ahí, lo hicieron por Santa Catalina, donde está ahora, pero eso se fue desvalorizando en el tiempo. Asique se dedicó a un proyecto educativo que es donde está actualmente la UCAMI, también funciona el Instituto Montoya, pero nos hundieron 3 hectáreas. Y como eso era ligado al Seminario, con esa indemnización compramos 4 departamentos acá en el centro, alquileres para el sostenimiento del Seminario. Para que la gente entienda. En el Seminario, actualmente, hay casi 30 personas que están y económicamente, el sostenimiento de eso es exigente. Porque no solamente es la comida, es mantenimiento, son un montón de gastos laterales que están en el obispado también porque es la organización de la diócesis. Entonces tiene que haber alguno en la administración, alguno en secretaría, en la recepción. Y todo eso hay que pagar”, expuso.
Específicamente, el obispado se encuentra actualmente con USD 4.000 por mes en rojo. “Este año cuando hicimos el informe de los primeros 4 o 5 meses, todos estaban en rojo. Es como una casa que gasta más de lo que ingresa. La gente quizás no sepa, pero todo se hace con esos ingresos, no es que el Estado nos da plata para la organización ordinaria. A veces nos puede ayudar para, por ejemplo, cuando hicimos en Garupá, en Luján esa construcción, el gobierno de la provincia nos ayudó a algo extraordinario. Nos ayudó para una escuela en Itaembé Guazú. Pero en la vida ordinaria, no. (…) Pero es bueno que la gente sepa que, obviamente, la obra de evangelización requiere del sostenimiento”, indicó el obispo.
Por otro lado, el obispo comentó que a fin de año ordenará a dos sacerdotes. “Por gracia de Dios hemos tenido un crecimiento. Con algún plus, nosotros comprábamos algunos autos chiquitos 0 km. Después pasamos a comprar autos usados, tratando de que estén en buen estado. De hecho, en Itaembé Guazú, por el tamaño que tiene, necesitamos 2 sacerdotes y hay uno, está el padre Javier Krawczuk. Pero si yo mando a Itaembé Guazú a otro, hace falta que tenga un autito porque tiene que venir a la ciudad, tiene que recorrer los barrios y la vivienda en la que viven es chica, son dos habitaciones pequeñas, un comedorcito y es cierto que el estilo de vida requiere, muchas veces, espacios, asique ahí tenemos que agrandar un poco el lugar si queremos mandar a un segundo sacerdote. Todo eso es plata y requiere ver cómo vamos adecuándonos”.
Aclaró además acerca de cómo se sostienen económicamente los sacerdotes. “Uno ve los barrios en donde fuimos haciendo, a veces, con el plus que podíamos tener, un SUM que servían para misas, catequesis, hicimos 6 o 7 con Cáritas, nos ayudábamos y hacíamos estos espacios. Todo eso en una ciudad que crece y requiere para la evangelización, de fondos. Y un cura tiene que vivir también. A veces hacemos un combo en algunos barrios, porque son todas parroquias pobres en algunos barrios que nos dan para sostener a un sacerdote. Si miras el barrio A4, Itaembé Miní es más grande, pero tiene tanto que crecer que sostener económicamente, es costoso. A veces le ponemos un combo con alguna capellanía”.
Con respecto a las colectas que se realizan en la diócesis explicó que, por ejemplo, la llamada + X – es una colecta que se la llama imperada, “porque así como viene la plata, la mandamos a la organización desde donde se redistribuye como comunión de bienes. Y nuestra colecta de Cuaresma, se manda toda, porque es para viviendas de familias muy pobres. Esto es bueno saberlo. Es una organización de comunión de bienes. Y cuando ayudan a la Iglesia no es para comprar una inda lámpara, no, es para el sostenimiento más común”.
Añadió que “así como tenemos la curia acá, que tenemos que organizar las 40 parroquias que podemos tener, tenemos la parte inmobiliaria, poque está lleno de donaciones de terrenos a los que debemos hacerle escritura. Hay gente de la administración que está trabajando en ordenar papeles, también con los pies en la tierra. Hay archivos, gente que tiene que trabajar para que las cosas estén bien ordenadas. A veces viene gente a pedir una boleta de bautismo de no sé cuándo. Y eso tiene que estar organizado. No es que tiro un poquito de agua en un bautismo y eso no se anota. Se anota, queda en un archivo. Todo es trabajo. Y tenemos mucho voluntariado en la Iglesia, cuánta gente hay que trabaja en las catequesis y trabaja como un servicio, ministros de la comunión, todo gratuito que la gente lo hace desde el corazón, pero hay tareas que, si trabajan 8 horas, tenés que pagarle, no le decís trabajas para Dios y que Dios te pague, no, tienen una familia, tienen que, obviamente sostener su hogar y sus situaciones. Y cada vez, sentimos que está apretada la curia, está apretada la gente. Esta es una realidad de hoy”.
En una síntesis de la entrevista, el obispo comentó que “después del 2001, el 2024 es el segundo año que estamos en rojo con USD 4.000 por mes, ese es el número que queremos regularlo. Ahora estamos viendo cómo vamos regulando esta situación. Esto está ligado a la economía de la curia y al Seminario, donde están los seminaristas. De hecho, ellos también hacen un trabajo, la gente a veces es generosa. A veces voy al Seminario y hay cajones con verduras. Tratan de sobrellevar la cosa lo mejor posible. Es bueno que nuestra gente sepa, porque por ahí hay mitos de que los curas reciben plata del Estado, no, la vida ordinaria de la Iglesia se autosostiene con las ayudas, con la solidaridad. Y a la vez, tratamos nosotros de ayudar a los demás porque en todas las parroquias son siempre centros donde hay merenderos y donde se trabaja por terceros, por la gente y no se mira el pelaje. Al que se ayuda no se mira si es católico, evangélico, ateo, se ayuda a todo el que necesita, nunca al que se le ayuda, se le pregunta, ¿de qué equipo sos?”, finalizó el obispo.