El Gobierno sigue sumando acuerdos con empresas de distintos sectores para intentar moderar la inflación. A lo ya anunciado por el ministro Sergio Massa se agregarán: autos, motos y electrodomésticos.
Además, Economía congelará hasta noviembre las tarifas para usuarios residenciales. Para sostener los convenios y anclar expectativas, apuestan a fijar el tipo de cambio oficial al menos hasta las elecciones. La atención están centrada también en la puesta en marcha del nuevo dólar soja.
A menos de dos meses de las elecciones generales, la mirada de los analistas está puesta sobre cómo llegará el poder adquisitivo al 22 de octubre. Luego de la devaluación del 22% del tipo de cambio oficial, el Gobierno lanzó una serie de medidas para recomponer ingresos de asalariados, jubilados y beneficiarios de programas sociales. El éxito o el fracaso de ese paquete, que estiman que equivaldrá a un esfuerzo fiscal del 0,5% del PBI, dependerá de lo que suceda con la inflación en las próximas semanas.
El mes de agosto ya está jugado. El dato del INDEC se conocerá el miércoles de la semana que viene y las consultoras privadas estiman que alcanzará los dos dígitos mensuales. Aunque nadie quiere anticiparse, menos aún el Banco Central que por el momento no anticipará ninguna decisión sobre la tasa, que tuvo su última suba junto con la devaluación del tipo de cambio oficial.
La expectativa del equipo económico es que hacia adelante la inflación comience a desacelerarse. Luego del fuerte traspaso a precios que implicó la devaluación en la tercera semana del mes pasado (4,1%), la media semanal comenzó a moderarse: 2,3% en la cuarta y 1,9% en la quinta, según el relevamiento de LCG.
El fenómeno se explica centralmente por la renovación de los acuerdos de precios con productos de consumo masivo como alimentos, bebidas y artículos de limpieza e higiene personal que tendrán un tope de incrementos del 5% para el próximo trimestre. Eso hizo que las grandes empresas revisen sus listas en supermercados y mayoristas, no así en comercios de cercanía que tienen una brecha cada vez más grande.
En el equipo económico señalan además como principal ancla para la inflación a la promesa de un dólar oficial fijo a $350 hasta las elecciones, sobre lo que impulsan convenios para otros sectores, como electrónica, electrodomésticos, autos y motos, entre otros. Ese toma y daca tiene como contraparte reducción de impuestos y liberación de importaciones. O sea, hacen falta dólares.
El combo del panorama micro se completa con una serie de congelamientos: medicina prepaga, colectivos, trenes, que ya fueron confirmados y tarifas residenciales de electricidad y gas, donde no hubo anuncio oficial, pero que se hizo de facto al no actualizar el cuadro. Todo estos precios quedarán fijos al menos hasta noviembre.
La pregunta que resuelve la ecuación, hasta fines de octubre, es si el Banco Central cuenta con los dólares suficientes para sostener el tipo de cambio oficial a $350. La entidad monetaria compró u$s22 millones en la rueda de este miércoles y acumula una racha de 17 jornadas positivas. Aunque se desconoce cuánto de ese saldo destina o deberá destinar a mantener a raya los dólares financieros.
En cualquier caso, la apuesta de Economía a esta hora es la nueva versión del dólar soja que siembra algunas dudas en el mercado. Desde la industria explican que el mecanismo todavía no está operativo porque faltan algunas adaptaciones de la AFIP y del BCRA y que, una vez que esté en funcionamiento, dependerá de cada empresa utilizar o no esa herramienta que permite quedarse con el 25% de las divisas para liquidarlas a una cotización diferencial.
De todas formas, creen que el precio de la oleaginosa, que viene subiendo desde hace algunas semanas, cuando comenzaron las versiones, tendrá un nuevo salto que hará las condiciones más atractivas para los productores. Aunque también es cierto que en un contexto de incertidumbre muchos apuestan a vender “lo mínimo necesario”, como dijeron desde la Sociedad Rural. En el Gobierno, esperan recaudar unos u$s2.500 millones extra.