En una entrevista realizada en los estudios de Radio Tupa Mbae, el Padre Alejandro Cañete, acompañado por el equipo de «Lo que faltaba», presentó al Dr. Alejandro López Romano, destacado especialista en Derecho Canónico y Procesal Penal, con una extensa trayectoria en los ámbitos eclesiástico y civil. López Romano ha trabajado de manera intensiva en la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y en diversas diócesis, colaborando con el Obispado de Posadas en temas legales y canónicos, especialmente en lo relacionado con las nulidades matrimoniales.
El Dr. López Romano explicó que su presencia en el programa tenía como objetivo brindar herramientas y claridad sobre el proceso de nulidad matrimonial dentro de la Iglesia, un tema que, si bien es crucial para muchos fieles, aún genera confusión. «Es un tema muy delicado, pues estamos hablando de situaciones de gran dolor y frustración para las personas. Nuestro trabajo es brindar una solución pastoral a quienes atraviesan esta difícil etapa de sus vidas», comentó el abogado.
Nulidad matrimonial: Un proceso diferente al divorcio civil
Uno de los puntos más importantes que abordó López Romano fue la distinción entre el divorcio civil y la nulidad matrimonial canónica. A menudo, explicó, muchas personas se acercan a la Iglesia con la idea de «divorciarse por la Iglesia», pero lo que realmente buscan es declarar que su matrimonio nunca existió. «La nulidad no es un divorcio, sino el reconocimiento de que el consentimiento dado en el momento del matrimonio fue viciado, ya sea por incapacidad, engaño o falta de madurez», aclaró.
El proceso de nulidad matrimonial, precisó el Dr. López Romano, no tiene que ver con la disolución del matrimonio, sino con la verificación de que, desde el inicio, no existieron las condiciones necesarias para que el sacramento fuera válido. «El matrimonio, según la doctrina de la Iglesia, es un compromiso que debe cumplirse con plena libertad y madurez. Si alguna de las partes estaba impedida, o si hubo engaños o vicios en el consentimiento, el matrimonio puede ser declarado nulo», explicó.
Causales comunes de nulidad
Algunas de las causas más comunes que llevan a la nulidad matrimonial incluyen la incapacidad de las partes para asumir las responsabilidades del matrimonio, como el caso de quienes, sin saberlo, no estaban preparados para vivir una vida en común. «Uno de los casos más frecuentes es la falta de madurez. Es lo que en el Código de Derecho Canónico se conoce como el canon 1095, que establece que una persona que no tiene la capacidad para asumir las obligaciones matrimoniales, aunque lo desee, no puede contraer un matrimonio válido», indicó.
Otras causales incluyen enfermedades psíquicas no diagnosticadas al momento del matrimonio, como trastornos de la personalidad o esquizofrenia. «Hoy, la ciencia ha avanzado considerablemente, y casos que antes no se podían identificar, ahora son detectados con precisión, lo que permite que la Iglesia pueda tomar en cuenta estas condiciones al evaluar un matrimonio», añadió el Dr. López Romano.
Además, mencionó el fenómeno de la «simulación», en el cual uno de los contrayentes oculta sus verdaderas intenciones, como casarse solo por cumplir con las expectativas sociales, familiares o religiosas. «Si alguien se casa, pero en su interior se reserva el derecho de seguir con su anterior pareja o mantener su libertad de manera absoluta, está excluyendo uno de los fines esenciales del matrimonio, que es la unidad», explicó.
El rol de la Iglesia en la nulidad matrimonial
El Dr. López Romano subrayó que la Iglesia está comprometida en ofrecer una solución espiritual a quienes atraviesan situaciones de fracaso matrimonial. «La nulidad puede ser un proceso liberador. Si bien es un proceso jurídico, tiene una dimensión profundamente pastoral. La Iglesia ayuda a las personas a reorganizar su vida espiritual, a encontrar paz y, cuando corresponde, la posibilidad de una nueva unión», dijo.
El abogado insistió en que las personas no deben temer acercarse a su sacerdote de confianza para recibir orientación y ayuda. «El proceso eclesiástico no tiene una fecha de caducidad. No importa si el matrimonio fue hace 30 o 40 años; lo importante es que las personas se acerquen, expliquen su situación y encuentren el acompañamiento adecuado», expresó.
El tiempo del proceso
Uno de los temas que más inquieta a quienes atraviesan un proceso de nulidad es la duración del mismo. El Dr. López Romano explicó que, aunque no existe un tiempo determinado para cada caso, los procedimientos eclesiásticos han sido agilizados en los últimos años gracias a las reformas introducidas por el Papa Francisco. «En 2015, el Papa Francisco promulgó un documento que ha hecho más dinámico y ágil este tipo de procesos. Si todo sale bien, el proceso de nulidad puede resolverse en menos de un año, pero hay muchos factores que pueden influir en la duración, como la disponibilidad de los testigos, las pruebas o si alguna de las partes no comparece», detalló.
Es importante destacar que, a diferencia de los tribunales civiles, que pueden llevar años en resolver un divorcio, los procesos eclesiásticos son autónomos y se resuelven por completo dentro de la Iglesia. «Pueden haber situaciones en las que el proceso eclesiástico se resuelva antes que el civil, o viceversa. Son dos caminos totalmente separados, aunque pueden influir mutuamente», agregó López Romano.
La realidad supera a la ficción
Por otro lado, el Dr. López Romano compartió anécdotas de su experiencia que a menudo parecen sacadas de una novela. ‘Muchos de los casos que tratamos en la práctica tienen un tinte de ‘ficción’. Por ejemplo, hay personas que, después de 30 años de matrimonio, descubren que su pareja se casó por intereses ajenos al amor, o incluso enfrentan situaciones de presiones familiares extremas’, relató. ‘Es impresionante ver cómo la mente humana puede llevar a las personas a situaciones tan complejas y dolorosas’, añadió.
Además, reiteró la importancia de la formación de los equipos de trabajo en las diócesis y la capacitación de los operadores judiciales eclesiásticos para ofrecer un servicio más eficiente y pastoral. ‘Lo más importante es que la gente sepa que hay una solución y que puede encontrar paz y redención a través de un proceso bien guiado’, subrayó.
Nulidad matrimonial: procesos, desafíos y acompañamiento pastoral en la Iglesia
En una segunda parte de la entrevista en los estudios de La Creíble FM 105.9, el Dr. Alejandro López Romano, reconocido especialista en derecho canónico y procesal penal, abordó temas cruciales relacionados con la nulidad matrimonial, los procesos canónicos y las particularidades legales y espirituales que rigen estos procedimientos en la Iglesia Católica. Con una vasta experiencia tanto en el ámbito eclesiástico como civil, el Dr. López Romano explicó en detalle cómo la Iglesia maneja estos casos, los requisitos, y la importancia de un enfoque pastoral y técnico adecuado.
¿Qué sucede con la nulidad matrimonial si uno de los cónyuges fallece?
Una de las principales inquietudes abordadas fue la nulidad matrimonial en casos donde uno de los contrayentes ha fallecido. «El matrimonio es un vínculo indisoluble, y la muerte de uno de los cónyuges es la causa natural de disolución del vínculo matrimonial», explicó el Dr. López Romano. Si bien, teológicamente, el matrimonio implica un compromiso de por vida, jurídicamente, la muerte extingue el vínculo y «no tendría sentido declarar la nulidad en estos casos».
Sin embargo, si el matrimonio fue nulo por otras causas antes del fallecimiento, el viudo recobraría su capacidad nupcial, salvo que exista alguna patología psíquica que impida su plena capacidad para casarse nuevamente, situación en la que la Iglesia podría imponer un «veto» temporal hasta que se demuestre que la persona ha superado su condición.
¿Quién puede iniciar el proceso de nulidad matrimonial?
Una pregunta frecuente entre los oyentes fue si el proceso de nulidad puede ser iniciado por terceros. El Dr. López Romano explicó que, en principio, solo los contrayentes pueden solicitar la nulidad. No obstante, existe una figura dentro de la Iglesia llamada el «promotor de justicia», quien, al detectar alguna causa canónica de nulidad, podría iniciar el proceso de oficio, sin que sea necesario que una de las partes lo solicite.
La confidencialidad en el proceso
Un aspecto fundamental del proceso de nulidad matrimonial es la confidencialidad que rodea a las investigaciones. Según el Dr. López Romano, «el proceso es absolutamente secreto», lo que permite que los testimonios sean dados con total libertad, sin temor a que se expongan públicamente. Esto es crucial para garantizar que las personas puedan expresar sus problemas y angustias sin el riesgo de ser revictimizadas. «Este enfoque pastoral busca llegar a la verdad de los hechos», agregó.
¿Qué sucede si no se prueba la nulidad en el proceso inicial?
Otra consulta importante fue sobre la posibilidad de reabrir un caso si nuevas pruebas surgen después de que un proceso haya sido cerrado. El Dr. López Romano explicó que, al igual que en un proceso judicial penal, «no existe cosa juzgada absoluta». Si después de la sentencia se encuentran pruebas nuevas, el caso puede ser reabierto para reconsiderar la nulidad, incluso si la causa fue rechazada inicialmente por falta de pruebas.
El costo del proceso y la solidaridad de la Iglesia
Una de las preocupaciones más comunes entre quienes solicitan la nulidad es el costo del proceso. El Dr. López Romano subrayó que la Iglesia no cobra por el servicio de nulidad en casos de indigencia, pero que existen tasas simbólicas que contribuyen al funcionamiento del tribunal eclesiástico. «El dinero no es para lucrar, sino para cubrir los costos operativos», aclaró. Estas tasas suelen ser mucho menores que las de un divorcio civil, y se ajustan a las posibilidades económicas de cada solicitante.
La respuesta emocional de quienes buscan la nulidad matrimonial
Finalmente, el Dr. López Romano habló sobre las reacciones emocionales que experimentan las personas cuando su nulidad es aceptada. «Muchas veces, la nulidad no solo se busca para obtener una nueva oportunidad de casarse, sino también para cerrar un capítulo doloroso de la vida», comentó. El proceso de nulidad puede ofrecer a las personas una sensación de alivio, ya que les permite sanar y reconstruir sus vidas afectivas.
Concluyó que, en estos procesos, es esencial un acompañamiento pastoral adecuado para evitar que las personas se sientan revictimizadas o incomprendidas. En este sentido, destacó el papel visionario del Papa Francisco al promover la simplificación y agilización de los procesos de nulidad matrimonial, lo que permite a los fieles resolver estas cuestiones de manera más humana y cercana.
El Dr. López Romano resaltó también la importancia de una formación adecuada tanto para los sacerdotes como para los operadores de justicia canónica, asegurando que los casos de nulidad matrimonial sean tratados con la seriedad, el respeto y la confidencialidad que merecen.
La entrevista finalizó con una invitación a seguir trabajando por el bienestar de los fieles, a ofrecerles las herramientas necesarias para resolver sus problemas legales y espirituales, y a fomentar un ambiente de comprensión y apoyo dentro de la comunidad eclesiástica.
La charla dejó en claro que la Iglesia, a través de sus procesos y equipos capacitados, sigue brindando esperanza y acompañamiento a quienes atraviesan momentos difíciles, como los relacionados con las nulidades matrimoniales, ofreciendo una respuesta espiritual y legal dentro de su ámbito.