El consumo de carne vacuna cae debido a la escalada inflacionaria


En medio de un contexto inflacionario que ha impactado fuertemente en el rubro alimenticio, el consumo de carne vacuna en Argentina ha experimentado una marcada disminución. Los precios al público podrían aumentar otro 10% durante el mes de febrero, lo que ha generado un replanteamiento en los hábitos alimenticios de los argentinos.

Esta situación ha sido aprovechada por productores de pollos y cerdos, quienes ven en esta coyuntura una oportunidad para ganar terreno en la dieta cárnica del país. En contraste con el encarecimiento de las carnes rojas, el cerdo se presenta como una opción competitiva y el pollo se muestra más accesible para los bolsillos con menor poder adquisitivo.

Desde principios de año, el precio de la carne ha aumentado debido a varios factores, incluyendo el fin de un ciclo de liquidación de ganado que se extendió hasta finales de 2023, la liberación de las exportaciones y el propio proceso inflacionario. Aunque en enero se registró una brecha entre los precios de los cortes vacunos y la disposición de los consumidores, en febrero los valores tanto en la hacienda como en el mostrador han vuelto a incrementarse, a pesar de una significativa caída en el consumo interno.

Víctor Tonelli, consultor privado en ganados y carne vacuna, señaló que el índice del mercado del novillo en Cañuelas ha experimentado un ajuste considerable desde el año pasado, llegando a incrementarse casi un 70% en comparación con noviembre, cuando aún estaba en curso el ciclo de liquidación ganadera.

Este cambio de ciclo ganadero, marcado por un período de retención o recuperación de los rodeos tras la liquidación prolongada, ha influido en la recuperación de los precios de la carne vacuna. Según Tonelli, esto se debe tanto a la necesidad de ajustar precios rezagados como a un incremento en la participación de las exportaciones en la oferta total disponible.

Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (CICCRA), destacó el récord de exportaciones de carne registrado en enero, atribuyendo este aumento tanto a la eliminación de restricciones como a la exportación de carne producida en meses anteriores.

En medio de este escenario, el poder adquisitivo de los consumidores ha disminuido considerablemente, reflejándose en una caída del consumo interno de carne vacuna. Los precios actuales de la hacienda se mantienen elevados y se espera un aumento adicional durante el mes de febrero, lo que podría resultar en una subida de hasta un 10% en comparación con enero.

En respuesta a la creciente brecha de precios entre la carne vacuna y otras opciones de proteína animal, como el cerdo y el pollo, los consumidores han comenzado a optar por estas alternativas. Juan Uccelli, director de la consultora especializada JLU, mencionó que el precio de la carne porcina ha experimentado fluctuaciones, pero se mantiene como una opción competitiva frente a la carne vacuna, especialmente para los consumidores con presupuestos ajustados.

En cuanto al pollo, Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), señaló que el comportamiento del mercado es volátil y depende en gran medida del poder adquisitivo de los consumidores. A pesar de ello, el pollo se mantiene como un producto de consumo masivo y una opción accesible para gran parte de la población.

El consumo de carne vacuna en Argentina se ha visto afectado por la escalada inflacionaria, lo que ha generado un cambio en los hábitos alimenticios de los argentinos y un aumento en la demanda de alternativas como la carne de cerdo y de pollo. La incertidumbre en el mercado y la fluctuación de precios son desafíos a los que se enfrenta la industria cárnica en el país en el corto plazo.

Fuente: Primera Edición