El arzobispo de Río de Janeiro pidió paz y reconciliación tras el operativo policial que dejó más de un centenar de muertos


El arzobispo de San Sebastián de Río de Janeiro, cardenal Orani João Tempesta, llamó a la paz y a la reconciliación tras el violento operativo policial realizado esta semana en varios complejos de la capital carioca, que dejó más de 120 muertos y al menos nueve heridos.

En un comunicado difundido el martes, el purpurado expresó su “profundo dolor” ante los trágicos hechos y pidió oración por las víctimas y sus familias. “La vida y la dignidad humana son valores absolutos. La vida humana es un don sagrado de Dios y siempre debe ser defendida y preservada”, afirmó.

El operativo, considerado uno de los más grandes de los últimos años, movilizó a unos 2.500 efectivos de las policías militar y civil en los complejos de Alemão y Penha, con el objetivo de desarticular a líderes del Comando Vermelho (CV), una de las principales organizaciones narcotraficantes del país. Según la Policía Civil, entre los fallecidos hay cuatro agentes —dos militares y dos civiles—, además de presuntos miembros de la banda, algunos provenientes de otros estados.

De acuerdo con la prensa local, la acción es el resultado de una investigación de más de un año encabezada por la Fiscalía de Río de Janeiro. Las autoridades informaron también sobre la detención de más de 80 sospechosos vinculados al grupo criminal.

En su mensaje, el cardenal Tempesta recordó el pasaje evangélico “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt 5,9), e instó a los fieles a no ceder al odio ni a la venganza. “Es urgente que unamos nuestras fuerzas por la reconciliación, el respeto mutuo y la construcción de una sociedad pacífica que promueva la dignidad de toda persona, especialmente de las más pobres y vulnerables”, señaló.

El arzobispo invitó además a los habitantes de Río a perseverar en la oración y a convertirse en “instrumentos de paz” en medio del dolor que vive la ciudad. “Que con fe y perseverancia podamos devolver a nuestra ciudad el brillo de la paz y la fuerza de la fraternidad”, expresó.

Finalmente, el cardenal invocó la bendición de Dios “como signo de esperanza y consuelo en este momento de dolor”, y pidió la intercesión de María, Reina de la Paz, por las autoridades y las familias afectadas por la tragedia.

 

Comunicado del arzobispo

«Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9)

Amados hermanos y hermanas en Cristo: Hoy vivimos un día muy difícil en Río de Janeiro. Con profundo dolor, seguimos los trágicos sucesos de hoy, en los que se han perdido tantas vidas. La violencia y el miedo han herido el corazón de nuestra ciudad y han arrebatado la paz a muchos hogares. Ante esta dolorosa realidad, como pastor de esta iglesia, no puedo dejar de expresar mi pesar por tanto sufrimiento y reafirmar que la vida y la dignidad humana son valores absolutos. La vida humana es un don sagrado de Dios y siempre debe ser defendida y preservada.

Deseo ofrecer mis oraciones y más sentido pésame a las familias que lloran la pérdida de sus seres queridos. Que Cristo, Príncipe de la Paz, envuelva con su ternura cada corazón afligido, restaure la esperanza y haga brotar, incluso en medio del dolor, la certeza de que el amor es más fuerte que la muerte. Que transforme el dolor en fe y la añoranza en semillas de nueva vida.

Como discípulos de Cristo, estamos llamados a construir la paz, a vencer el odio, la venganza y la indiferencia que corroen el tejido social. Es urgente que unamos nuestras fuerzas por la reconciliación, el respeto mutuo y, sobre todo, por la protección de la vida, la promoción de la justicia y la construcción de una sociedad pacífica que promueva la dignidad de toda persona, especialmente de las más pobres y vulnerables.

Aun ante el caos, creo firmemente que el amor y la bondad son más fuertes que cualquier violencia. Les pido a todos que sean instrumentos de esta paz. No podemos alimentar el odio ni responder con indiferencia. Río de Janeiro nació con vocación de alegría y hospitalidad. Que con fe y perseverancia podamos devolver a nuestra ciudad el brillo de la paz y la fuerza de la fraternidad. Y, como dice el himno de nuestra ciudad: «Que Dios te cubra de felicidad – Nido de sueños y luz'».

Invito a todos a perseverar en la oración y en la construcción de la paz. Que nuestras palabras y acciones sean semillas de reconciliación, y que cada gesto de amor sea un paso hacia una ciudad más fraterna y justa. Que el Señor de la vida transforme nuestros corazones, sane las heridas de la violencia y nos haga instrumentos de su paz. Que María, Reina de la Paz, interceda por nuestra ciudad, por nuestras autoridades y por todas las familias afectadas por la tragedia de hoy.

Invoco la bendición de Dios sobre todos, como signo de esperanza y consuelo en este momento de dolor.