Desde Salta, la profesora Mirta Susana Liendro impulsa proyectos innovadores con estudiantes de escuelas técnicas, conectando la producción local con la industria y apostando a una educación transformadora. Visitó Misiones recientemente y destacó el potencial de replicar estas experiencias en toda la región.
Desde Cerrillos, en la provincia de Salta, la profesora Mirta Susana Lindro desarrolla una propuesta educativa que articula la enseñanza técnica con el compromiso ambiental, la innovación y el vínculo con la industria. Especialista en Tecnología de los Alimentos en una escuela técnica secundaria, Liendro impulsa la participación activa de sus alumnos en distintos programas nacionales e internacionales.
La entrevista completa en La FM 105.9:
En diálogo con Radio Tupambaé, compartió su experiencia reciente en Misiones, donde participó de una visita técnica vinculada al convenio entre la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Parma (Italia), que incluyó recorridos por yerbales y fábricas de té. “Fue muy enriquecedor. Me llevé un mate y una bombilla como recuerdo, pero también muchas ideas para trabajar con mis alumnos”, comentó.
Uno de los programas que destacó fue Industria Inspira, una iniciativa de la Unión Industrial Argentina que invita a estudiantes de nivel medio —no solo de escuelas técnicas— a desarrollar soluciones creativas para problemáticas reales. “El año pasado trabajamos con esta propuesta y esperamos volver a participar este año. Los chicos se entusiasman mucho, y eso genera aprendizajes significativos”, señaló.
Liendro también resaltó el programa Solve for Tomorrow, que el año pasado tuvo alcance internacional y este año se realizará en Uruguay. “Más allá de los premios, lo importante es que los alumnos ganan experiencia, se capacitan y acceden a nuevas herramientas. Yo insisto en que participar ya es ganar”, expresó.
Otro eje fundamental que impulsa desde su cátedra es la educación ambiental. En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, sus estudiantes realizaron maquetas y actividades que concientizan sobre el uso responsable del suelo y el agua, así como la prevención de incendios, que afectan con frecuencia a la región norteña. “Plantar una planta en el jardín de la escuela también es formar ciudadanos conscientes”, subrayó.
La docente promueve además el uso de herramientas como la gamificación, un enfoque pedagógico que convierte el aprendizaje en una experiencia lúdica, dinámica y motivadora. “Hay que adaptarse a cómo aprenden los chicos hoy. A través del juego, se logra mayor compromiso”, afirmó.
En cuanto a los proyectos productivos, destacó el trabajo con materias primas regionales. En su escuela están desarrollando alimentos a base de remolacha, garbanzo y porotos, además de producir dulces de cayote de consumo familiar. “Buscamos que los estudiantes valoren los recursos locales, les agreguen valor y propongan ideas propias”, explicó.
También mencionó el proyecto con diente de león, una planta silvestre con propiedades antiinflamatorias, que sus estudiantes están transformando en infusiones. “Es parte de una visión que valora lo ancestral y promueve la salud y el autoabastecimiento”, dijo.
Por último, compartió que actualmente está realizando un curso sobre Buenas Prácticas de Manufactura en la elaboración de quesillos, organizado por el INTA. “Es importante que las instituciones abran sus espacios a la comunidad educativa. Así se construye un país más fuerte”, reflexionó.
Con una fuerte vocación por motivar y acompañar, Liendro concluyó: “Yo viví la experiencia de participar en un programa científico cuando tenía 16 años. Eso me marcó. Por eso hoy invito a mis alumnos a involucrarse. Nadie les va a tocar la puerta: hay que salir a buscar oportunidades”.
La experiencia de la profesora Liendro es una muestra concreta de cómo la educación puede ser motor de desarrollo, innovación y conciencia territorial, con proyectos que parten del aula y llegan al corazón de la comunidad.