Cuaresma: tiempo de gracia y reconciliación


Para los cristianos, la liturgia no es algo secundario o accesorio, sino que se constituye en un elemento central de nuestra fe porque por medio de ella “se ejerce la obra de nuestra redención, sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristía, contribuye mucho a que los fieles, en su vida, expresen y manifiesten a los demás el misterio de Cristo y la naturaleza genuina de la verdadera Iglesia” (Cfr. SC 2).

La palabra “Liturgia” significa originariamente “obra o quehacer público”, “servicio de parte de y en favor del pueblo”. En la tradición cristiana quiere significar que el Pueblo de Dios toma parte en “la obra de Dios” (cf. Jn 17,4). Por la liturgia, Cristo, nuestro Redentor y Sumo Sacerdote, continúa en su Iglesia, con ella y por ella, la obra de nuestra redención. (CatIC 1069)

Por eso, es importante que nos preparemos bien espiritualmente para participar de las celebraciones litúrgicas y que aquellos a los que nos toca algún servicio particular, procuremos hacerlo con dedicación y esmero para ayudar a que otros redescubran el gran tesoro que Dios nos da por medio de la Liturgia.

En esta sección trataremos de profundizar algunos aspectos de la espiritualidad litúrgica, te contaremos algunos datos interesantes y te brindaremos algunos tips para tener en cuenta en la preparación de las celebraciones en tu comunidad.

El tiempo de Cuaresma: Reflexiones pastorales

El tiempo de Cuaresma tiene como finalidad preparar a los fieles para la celebración de la Pascua. La liturgia cuaresmal nos propone un camino de conversión y penitencia para poder purificarnos y actualizar con alegría la Pascua.

La Cuaresma tiene en su trasfondo espiritual la imagen bíblica del desierto. Este representa, dos acontecimientos significativos. Por un lado, en el Antiguo Testamento, expresa la experiencia del pueblo de Israel que, después de la liberación de la esclavitud de Egipto, una vez atravesado el Mar Rojo, peregrinó por el desierto rumbo a la Tierra prometida. En el Nuevo Testamento encontramos el ayuno y la oración de Jesús en el desierto que finalizó con su victoria sobre las tentaciones de Satanás. Las dos experiencias bíblicas inspiran el camino cuaresmal, porque en este tiempo litúrgico los cristianos están llamados a retomar la alianza bautismal prefigurada en aquella alianza del Sinaí y a crecer en la fidelidad a la Palabra de Dios con la cual el Señor venció toda tentación.

Durante el tiempo de Cuaresma encontraremos algunos acentos temáticos que nos ayudarán a vivir con más intensidad algunos aspectos de la gran riqueza espiritual y teológica del misterio celebrado. En la liturgia de los domingos, cada ciclo subraya un aspecto de los dones de Dios y de la identidad cristiana. A este año 2020, corresponde el ciclo A. El acento en este ciclo está puesto en la raíz bautismal de la condición creyente del cristiano y los textos tomados del Evangelio de Juan de los domingos 3°, 4° y 5° son los mismos que se usaban en el antiguo camino catecumenal de la Iglesia primitiva. En todas las primeras lecturas dominicales se destacan los grandes momentos de la historia de la salvación de Israel en clave de alian za, y en ellas se vislumbra la prefiguración de la nueva y eterna alianza que se consuma con Jesús. En la liturgia de los días de semana todo está orientado a valorar los dones constantes del Señor a sus hijos y a la conversión de vida y costumbres.

Algunas recomendaciones…

  • El tiempo de Cuaresma se extiende desde el Miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor, exclusive. Desde el comienzo de la Cuaresma hasta la Vigilia pascual no se canta el “Aleluia” antes del Evangelio ni se lo dice en ninguna antífona, canto o expresión que lo pueda contener.
  • Hay cinco prefacios de Cuaresma que se puedan usar a voluntad. También pueden utilizarse las plegarias eucarísticas de la reconciliación con su prefacio.
  • Cada día de la Cuaresma tiene asignada en el Misal una oración sobre el pueblo que el sacerdote puede decir antes de la bendición final. Dicha oración es obligatoria los domingos y optativa en las ferias.
  • En tiempo de Cuaresma no se adorna con flores el altar, y los instrumentos musicales deben sonar con sobriedad sólo para sostener el canto. Con estos gestos exteriores se expresa mejor el clima de recogimiento propio del carácter penitencial de este tiempo. De esta norma se exceptúan el 4° domingo de Cuaresma, las solemnidades y fiestas.
  • El color de los ornamentos litúrgicos es el morado o violeta. El rosado puede utilizarse el 4° Domingo, tradicionalmente llamado Laetare.