En este año electoral en Argentina, como católicos sabemos que no podemos mirar la política desde la indiferencia. La Doctrina Social de la Iglesia nos recuerda que la vida pública no es un juego de poder ni un simple mercado de intereses, sino un camino de servicio al bien común. Por eso, cuando vemos que ciertas propuestas reducen todo al individualismo económico, al pragmatismo sin valores o a la exaltación de la libertad como excusa para abandonar a los más pobres, debemos alzar la voz con firmeza.
El Papa León XIV, al dirigirse recientemente a legisladores, expresó con claridad: “El futuro del desarrollo humano depende del amor en torno al cual elijamos organizar nuestra sociedad: un amor egoísta, el amor a uno mismo o el amor a Dios y al prójimo. Por supuesto, ya conocemos la respuesta”. Esta definición desarma cualquier ideología que pretenda construir un país sobre la base del sálvese quien pueda. Si la política no se funda en el amor concreto al prójimo, inevitablemente se convierte en un proyecto de exclusión.
El mismo Papa insistió: “En su vocación como legisladores y servidores públicos católicos, están llamados a ser constructores de puentes entre la Ciudad de Dios y la Ciudad del Hombre, donde el poder sea dominado por la conciencia y la ley esté al servicio de la dignidad humana”. La dignidad humana no es negociable. Y sin embargo, ¿no vemos cómo, en nombre de la eficiencia económica, se arrincona a miles de argentinos que viven en la pobreza estructural?
El valor de decir “no”
León XIV fue contundente: “Necesitan valor: el valor de decir a veces ‘no, no puedo’, cuando está en juego la verdad”. No todo se justifica con tal de ganar elecciones o de cerrar presupuestos. La política que renuncia a la verdad y se limita a repetir consignas de mercado cae en un vacío moral peligroso. Y el Papa advierte que “no hay por un lado el hombre político y por otro el cristiano. ¡Pero hay un hombre político que, bajo la mirada de Dios y de su conciencia, vive cristianamente sus compromisos y sus responsabilidades!”.
Como católicos, esto nos interpela directamente: no podemos apoyar proyectos políticos que separen fe de vida pública, como si la fe fuera un adorno privado sin incidencia en las decisiones colectivas. La fe se traduce en leyes justas, en defensa de la vida, en promoción de la fraternidad.
Una política con rostro humano
Juan Pablo II, en Christifideles Laici, ya había señalado: “La política es una forma exigente —aunque no la única— de vivir el compromiso cristiano al servicio de los demás” (n. 42). Y en Centesimus Annus advirtió: “Una democracia sin valores se convierte fácilmente en un totalitarismo visible o encubierto” (n. 46). Estas palabras hoy resuenan con fuerza. No basta con proclamar libertad si esa libertad olvida la justicia; no basta con prometer crecimiento económico si ese crecimiento no se traduce en dignidad para todos.
Por eso, el Papa León XIV volvió a recordarnos que “el cristianismo no puede reducirse a una simple devoción privada, ya que implica una forma de vivir en sociedad impregnada del amor a Dios y al prójimo, que en Cristo ya no es un enemigo, sino un hermano”. Esta es la medida que desnuda cualquier proyecto político: si transforma al prójimo en hermano o lo convierte en competidor.
Un compromiso que no se negocia
Como católicos sabemos que la fe nos exige valentía. No se trata de adhesión partidaria, sino de fidelidad a la verdad del Evangelio. En este año electoral, la tentación es elegir la comodidad del individualismo. Pero la voz de la Iglesia nos llama a otra cosa: a recordar que “el futuro humano depende del amor”.
Si elegimos políticos que olvidan la justicia social, que relativizan la verdad o que reducen la vida a cálculos económicos, no podemos luego lamentarnos de una sociedad fragmentada. La verdadera política, aquella que responde al Evangelio, es la que se arrodilla ante Dios y se levanta para servir al hermano.
Que nuestra fe ilumine también nuestras decisiones políticas, para que Argentina y Misiones crezcan en justicia y fraternidad. Esa es nuestra tarea y nuestra esperanza.
Padre Leandro Kuchak
Bibliografía
Papa León XIV. Discurso a legisladores católicos: “El futuro humano depende del amor”. Ciudad del Vaticano, 23 de agosto de 2025. Disponible en: ACI Prensa.
Papa León XIV. Discurso a políticos católicos: “El valor de decir no cuando está en juego la verdad”. Ciudad del Vaticano, 28 de agosto de 2025. Disponible en: ACI Prensa.
San Juan Pablo II. Christifideles Laici. Exhortación Apostólica postsinodal sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo. Vaticano, 1988.
San Juan Pablo II. Centesimus Annus. Carta Encíclica en el centenario de la Rerum Novarum. Vaticano, 1991.
La Biblia. Marcos 9,35; Mateo 5,13-14.
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