El capitán de la Selección brilló con un doblete y una asistencia en la victoria 3-0 sobre Venezuela en el Monumental. Entre la emoción y el reconocimiento del público, confirmó que fue su despedida oficial en el país.
La noche en el Monumental tuvo todos los condimentos de una fiesta inolvidable. Argentina derrotó 3-0 a Venezuela por las Eliminatorias y, en medio de la emoción general, Lionel Messi confirmó que fue su último partido oficial en el país. El capitán, de 38 años, fue la gran figura con dos goles y una asistencia, en una velada que mezcló fútbol, nostalgia y familia.
El 10 había anticipado en la previa que esta sería una noche distinta. “Será mi último partido por los puntos en la Argentina”, dijo desde el campo de juego, y lo vivió con intensidad. A pesar de arrastrar una molestia muscular, decidió estar presente y protagonizar un encuentro cargado de emociones.
En la salida al campo, Messi rompió el protocolo: ingresó acompañado por sus tres hijos, algo inédito en su carrera en partidos oficiales. En las tribunas lo esperaban Antonela, sus padres, hermanos, sobrinos y cuñados. El capitán no pudo contener las lágrimas mientras la hinchada coreaba su nombre durante el calentamiento.
El inicio del partido lo mostró impreciso, conmovido por el contexto. Pero cuando el encuentro se empantanaba, apareció su calidad de siempre. Tras una gran jugada colectiva iniciada por Leandro Paredes y Julián Álvarez, Messi definió con sutileza entre cuatro defensores para abrir el marcador. Fue su gol número 114 con la Selección, que lo consolidó como máximo artillero histórico del equipo y récord absoluto de presencias en Eliminatorias (72 partidos).
En el segundo tiempo se reencontró con su mejor versión: participó de la jugada del 2-0, convertido por Lautaro Martínez, y luego selló la goleada con otra definición precisa que desató la ovación de las más de 80 mil personas presentes. Fiel a su estilo, dedicó el festejo a su abuela Celia, a quien siempre recuerda como la responsable de haberlo llevado al fútbol.
Al finalizar, saludó a cada uno de sus compañeros y, con serenidad, confirmó la noticia que muchos temían: “Fue mi último partido oficial en Argentina”. Aun así, dejó abierta la puerta a lo que viene: su gran objetivo sigue siendo disputar el Mundial 2026, el sexto de su carrera.
La noche en Núñez fue mucho más que un triunfo. Fue la despedida oficial de Messi en su tierra, con la camiseta que lo convirtió en leyenda. Y la certeza de que, mientras siga en cancha, cada partido será un regalo.