Comedores al límite en Misiones: la demanda se duplica y los recursos no alcanzan


La eliminación del RENACOM profundiza la crisis alimentaria en los barrios más vulnerables. En San Onofre, más de 50 familias dependen del comedor comunitario para subsistir.

La reciente decisión del Gobierno Nacional de eliminar el Registro Nacional de Comedores y Merenderos Comunitarios (RENACOM), formalizada a través de la Resolución 393/2025 de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, encendió las alarmas en organizaciones sociales y religiosas de Misiones. La medida se suma a meses de desfinanciamiento en las políticas alimentarias y pone en jaque a cientos de espacios comunitarios que hoy sostienen la asistencia con recursos mínimos y solidaridad vecinal.

El RENACOM permitía georreferenciar y articular políticas públicas con comedores populares. Su eliminación dejó a muchos espacios sin respaldo institucional ni canales formales de ayuda. Desde el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI), su directora Belén Wagner advirtió sobre el impacto progresivo del recorte en los territorios.

“Desde hace varios meses notamos un deterioro en el sostenimiento de estos espacios por la falta de recursos nacionales. Hoy se sostienen gracias a la asistencia de provincias, municipios y sobre todo al esfuerzo de coordinadores y vecinos”, señaló Wagner en declaraciones a Acá te lo contamos, por Radioactiva 100.7.

Un relevamiento del ISEPCI sobre 39 merenderos de la organización Libres del Sur muestra un crecimiento acelerado en la demanda. “Hay lugares que asisten entre 50 y 105 familias. El 92% de las personas consultadas en nuestra última encuesta dijeron que necesitan al menos un alimento diario del comedor para subsistir”, precisó.

En el barrio San Onofre de Posadas, la situación se vive con crudeza. Allí funciona el comedor Manitos Limpias, dirigido por Carina Fernández desde hace 14 años. Según contó, la cantidad de familias que asisten se duplicó en los últimos dos años. “Estamos cocinando para 50 familias. Muchas veces no alcanza. Ya no recibimos víveres secos como lentejas, arvejas, arroz o fideos por parte de Nación. Sobrevivimos con frutas y verduras que nos provee el Mercado Central a través del programa Alimentar”, explicó.

Fernández remarcó que la falta de recursos complica aún más el trabajo de las cocineras comunitarias. “Antes venían madres con sus hijos. Hoy también vienen muchos adultos mayores. Es crítico. La demanda creció, pero los insumos se achicaron”.

Desde la Red Alimentar, Gionas Borboy también cuestionó la eliminación del RENACOM. “En lugar de suprimirlo, se debería haber fortalecido. Es una herramienta fundamental para saber cuántos comedores hay y en qué condiciones están. Ahora estamos trabajando con la UNaM, Techo y otras organizaciones para intentar cubrir ese vacío y generar políticas públicas reales”, sostuvo.

Borboy afirmó que la situación es cada vez más alarmante. “La demanda no deja de crecer. Incluso familias que nunca habían pisado un comedor ahora se acercan a pedir ayuda. Recuperamos frutas y verduras del Mercado Central para abastecer, pero no alcanza”.

Por su parte, el padre Alberto Barros, referente de Cáritas en la diócesis de Posadas, indicó que los recortes nacionales obligaron a reducir la frecuencia de los servicios alimentarios. “Teníamos cinco espacios de merienda que funcionaban todos los días. Hoy solo pueden abrir una o dos veces por semana. Todos los programas nacionales fueron recortados y eso incrementó la demanda de forma dramática”, explicó.

Barros señaló que Cáritas sostiene su labor gracias a donaciones particulares, empresas y un mayorista que entrega productos próximos a vencer. “Hay un aumento notorio de niños y adultos mayores que piden ayuda. Muchos jubilados que nunca necesitaron un comedor ahora vienen a buscar un plato de comida o medicamentos. Es una realidad dolorosa”, concluyó.

Frente al aumento de la demanda y la reducción de recursos, los referentes coinciden: sin una respuesta articulada del Estado, la crisis alimentaria en los barrios más vulnerables seguirá profundizándose.

Fuente: El Territorio