Queridas familias argentinas:
Este domingo 28 celebramos la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Contemplándolos descubrimos una fuerza inspiradora para comprender la importancia de los vínculos familiares.
La Navidad nos ha anunciado que Jesús ya se encuentra en el corazón de nuestras familias y nos propone que seamos protagonistas de la Paz, la Concordia y la Esperanza.
En el Jubileo de las Familias, el Papa León XIV aludió a la importancia de contar con el ámbito de relación que se encuentra en la familia para valorar y desarrollar la vida que se nos ha regalado como un don precioso.
«Hemos recibido la vida antes incluso de haberla deseado […] Todos vivimos gracias a una relación, a un vínculo libre y liberador de humanidad y cuidado mutuo» (Homilía, 1 de junio de 2025).
Cuando a veces la vida humana en toda su realidad no es considerada un valor, es cuando dentro de las familias debemos ser sus más fervientes defensores, cultivando las relaciones de amor filial, fraternal y esponsal que nos permitan el desarrollo pleno de cada uno de sus integrantes. Así lo vivió la Sagrada Familia tanto en las circunstancias adversas que le tocó atravesar como en la vida ordinaria de cada día.
En el contexto de la familia es posible resguardar todas las etapas de la vida considerando que «La vida humana es don y tarea, llamada a ser acogida con gratitud y custodiada con responsabilidad en el seno de la familia» (El Dios de la vida y el amor humano).
La Nota del Dicasterio para la doctrina de la Fe, Una Caro, sobre el valor del matrimonio como unión exclusiva y pertenencia recíproca, indica que el amor verdadero implica entrega total y exclusividad, como signo de la alianza que Dios establece con su pueblo. «La renuncia libre a muchas otras posibilidades es una dimensión esencial del amor» (Una Caro. Introd).
La familia, fundada en esta unión única, es llamada a ser testimonio de fidelidad y esperanza en medio de una cultura que relativiza los vínculos. En todas las realidades de familias de hoy el vínculo del amor es el valor que las mantiene unidas, y la opción de entrega total y exclusiva se convierte en opción de crecimiento y fecundidad.
En Amoris Laetitia el Papa Francisco explica que la familia es el lugar donde se aprende a amar, a perdonar y a caminar. Por eso, ese amor es fecundo y liberador, por encima de lo que en apariencia puede parecer un límite del «desarrollo personal».
Tomemos en cuenta esta urgencia actual: «Hoy, más que nunca, necesitamos familias que sean luz en medio del mundo, testigos del amor que nace del Evangelio» (DLFV). Profundicemos lo que las sagradas escrituras nos dicen sobre la Familia de Nazaret, para poder iluminar con calidez nuestro tiempo.
Es nuestro anhelo y dejamos como deseo que cada hogar argentino sea un espacio donde florezca la fe, se fortalezca la esperanza y se viva la caridad.
Con afecto y bendición.
Secretariado Nacional para la Pastoral Familiar
Comisión Episcopal Vida, Laicos, Familia y Juventud


