Catástrofe en INTA y Cerro Azul: Invernáculos destrozados, un duro golpe para la investigación agropecuaria


En comunicación con Radio TupaMbaé, José Ángel Olinuck, Técnico en Agrometeorología y Responsable del sector Agrometeorología del INTA Cerro Azul, ofreció información detallada sobre el reciente fenómeno climático que impactó en la localidad. Durante el diálogo, Olinuck compartió datos precisos acerca del desarrollo del temporal y proporcionó una perspectiva específica sobre las condiciones actuales en la zona tras su paso.

En sus declaraciones a “La Creíble”, el Responsable del sector Agrometeorología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Cerro Azul ofreció una detallada explicación de los eventos ocurridos durante el último fin de semana en la región.

En referencia a las condiciones climáticas adversas, José Ángel Olinuck, mencionó: «Estos fenómenos climáticos en el contexto de una temporada caracterizada por tormentas intensas, se las atribuyen a factores meteorológicos relacionados con la transición de la primavera, el impacto del fenómeno del Niño y la presencia de masas de aire húmedo provenientes del Pacífico y del norte, con temperaturas elevadas».

En cuanto al cambio climático, subrayó que contribuye a la exacerbación de estos eventos extremos, generando consecuencias más graves tanto para el ámbito rural como urbano. Hizo hincapié en la frecuencia creciente de tormentas intensas en la región, comparándolas con eventos anteriores, como el registrado en 2009, y destacó la singularidad y gravedad de la situación actual.

En relación con los impactos en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Cerro Azul, describió daños significativos en las instalaciones, especialmente en los invernáculos utilizados por los investigadores para diversos cultivos. Detalló que la accesibilidad al edificio se ve comprometida por la presencia de árboles caídos en la ruta, afectando incluso la torre de comunicación y dejando a la zona sin servicio de internet. Enfatizó que la magnitud de los daños, abarcó viviendas, galpones y fábricas en la región, resaltando la gravedad de la situación en Alem.

La fuerza del viento alcanzó niveles excepcionales, como expresó el especialista: «Lamentablemente, carezco de instrumentos precisos para medir la velocidad de las ráfagas, pero fue una situación prácticamente inédita. En mis 46 años de experiencia en el INTA, nunca había presenciado una situación de esta magnitud en esta zona».

El aumento en el caudal del río Uruguay también se sumó a las preocupaciones, afectando a más de 200 familias en la zona de El Soberbio. Sobre este punto, el experto detalló: «Estas no son simplemente tormentas locales; se trata de temporales que abarcan una extensa región. Desde zonas de Paraguay y Bolivia hasta el norte argentino, excluyendo el centro del país, la afectación se extiende por Formosa, parte del Chaco, norte de Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, y la zona más afectada, Misiones».

Respecto a la trayectoria de estos temporales, señaló que avanzan hacia Brasil, convirtiendo la cuenca de los ríos Uruguay y Paraná en epicentro de intensas lluvias. Enfatizó la magnitud del fenómeno al proporcionar datos contundentes: «En los últimos 50 días, entre octubre y lo que va de noviembre, hemos acumulado más de 1000 milímetros de lluvia en toda la cuenca. Esto equivale a más de 500 milímetros en octubre y más de 400 milímetros en noviembre. Es decir, estamos hablando de mil litros de agua por cada metro cuadrado en menos de dos meses, una cantidad asombrosa que supera ampliamente los límites normales».

Consultado sobre si estas cifras ya superan las estimaciones mensuales y se aproximan a la media anual de precipitaciones en la provincia, el experto confirmó: «Sí, ya hemos superado los 2400 milímetros en nuestra zona, cuando el promedio anual es de 1976 milímetros. Estamos un 25% por encima del promedio anual, pero con una distribución irregular a lo largo del año. A pesar de algunos meses secos al inicio del año, la concentración de lluvias se ha vuelto más significativa desde marzo-abril, alcanzando su punto máximo en esta primavera».

En referencia al sorprendente comportamiento en la zona de las Cataratas, un fenómeno sin precedentes en Iguazú, destacó la singularidad del color del agua y explicó: «Cuando se eliminan los bosques, no se trata simplemente de perder un árbol; tiene consecuencias graves. La capacidad del suelo para absorber lentamente el agua se ve afectada, resultando en un escurrimiento rápido que erosiona los suelos y lleva las mejores tierras hasta los ríos, generando crecidas significativas».

El especialista subrayó cómo la alteración del sistema hídrico actual es impactante, comparándolo con épocas pasadas donde la presencia de bosques permitía retener el agua de manera eficiente. Señaló que las crecidas de los ríos eran mucho menores, incluso en condiciones de lluvia similar a la actual, demostrando el cambio drástico en el entorno cuando se elimina por completo el bosque.

En relación con el impacto regional, mencionó que la zona, que experimenta abundantes lluvias, abarca ahora el norte de Argentina y áreas centrales, como Córdoba, Buenos Aires, La Pampa, San Luis, donde la necesidad de agua es urgente, enfrentándose a sequías e incendios.

Sobre la posibilidad de repetición de este fenómeno, el agrometeorólogo destacó la dificultad de prever su intensidad, aunque es común que las lluvias persistan en septiembre y octubre. Señaló la variabilidad de las precipitaciones en diciembre, enero y febrero, a veces normales pero destacó la incertidumbre en cuanto a la intensidad futura de las tormentas.

En cuanto a las condiciones actuales en el INTA, informó que el equipo está trabajando para abrir las calles dentro de la instalación, que se encuentra prácticamente inaccesible. A pesar de las dificultades, expresó confianza en que se abordará la situación y concluyó diciendo que se resolverán los inconvenientes.