En el programa «Nuestras Mañanas», la socióloga Flavia Raquel Vollmer ofreció una reflexión profunda sobre el caso Loan, el menor desaparecido hace casi un mes en 9 de Julio, Corrientes, un evento que ha conmocionado al país y generado incertidumbre y desesperación entre la población.
«Es un caso que nos mantiene a todos en alerta», expresó Vollmer al comenzar su análisis. Desde su espacio de opinión, abordó la complejidad creciente de una sociedad marcada por la incertidumbre y el individualismo, subrayando el contexto de desamparo social que amenaza a los más vulnerables en nuestro país.
Vollmer destacó el papel de las instituciones en este caso, especialmente la familia como la primera institución responsable del cuidado, hoy en el centro de sospechas. «Casos como el de Loan son heridas sociales que generan movimientos de lucha, evidenciando las vulnerabilidades y marginalidades de nuestro sistema social», señaló.
Las manifestaciones y movilizaciones surgidas en respuesta a este tipo de tragedias, según Vollmer, no solo reclaman justicia sino que también presionan a las instituciones para que actúen y se responsabilicen. «Estas expresiones colectivas visibilizan las múltiples formas de vulnerabilidad y movilizan a la sociedad hacia la acción», añadió.
La socióloga también mencionó ejemplos de institucionalización como la Alerta Sofía, surgida tras el caso de una niña desaparecida en 2008, y leyes como la Ley Justina y la Ley Micaela, que responden a demandas sociales y buscan prevenir tragedias similares.
En cuanto al caso específico de Corrientes, Vollmer destacó la importancia de cuestionar el rol de todas las instituciones involucradas en la protección de los niños en situaciones de vulnerabilidad extrema. «Es crucial fortalecer el reclamo por justicia y solidaridad, porque lamentablemente seguimos enfrentando desapariciones y luchando por el respeto de los derechos humanos en Argentina», cerró su reflexión.
Posteriormente, Vollmer subrayó la importancia de solidarizarnos en esta búsqueda: «Mantener el tema en la agenda es fundamental para evitar que caiga en el olvido y seguir con los esfuerzos de búsqueda». Esta preocupación es evidente entre la comunidad local, destacando cómo las regiones más alejadas a menudo se sienten marginadas cuando no se toman acciones en las grandes ciudades, corriendo el riesgo de que estos casos sean olvidados.
Asimismo señaló que «es crucial que estas acciones conduzcan a respuestas significativas». Sin embargo, recordó que «en casos como el de Alerta Sofía, activado para Guadalupe Lucero, lamentablemente no tuvo éxito, revelando que los complejos entramados detrás de estos casos superan a los mecanismos establecidos para la búsqueda».
«Además, la importancia de continuar con los reclamos se evidenció recientemente en una marcha en el Obelisco. Al poner en voz de muchos este reclamo, estamos cumpliendo nuestro deber como sociedad. No podemos permitirnos el lujo de quedarnos al margen ni de abstenernos de expresar nuestra opinión en la lucha por la justicia. Aunque desconozcamos qué tan lejos estén los avances, podemos y debemos exigir esa justicia: pedir y reclamar la aparición», concluyó Vollmer y se despidió hasta la siguiente emisión.
La reflexión completa:
Caso Loan: una herida social y un reclamo de justicia
“Muchas veces escuchamos hablar de una sociedad que se va haciendo cada vez más compleja, una característica que tiene más que ver con la incertidumbre que genera donde todo es a corto plazo y cada vez más individualista. Y teniendo en cuenta la actualidad de nuestro país, podemos agregar que estamos transitando un contexto de desamparo social que pone en riesgo las vidas más vulnerables. El silencio, el miedo, el abandono, la ignorancia, la desidia, me llevan hoy a reflexionar sobre la noticia que nos mantiene a todos en vilo y deja entrever las distintas instituciones que se ven vinculadas y hoy sospechadas. Entre ellas, la institución primera, aquella que tiene como misión el cuidado: la familia.
Casos como el de Loan, son esas grandes heridas sociales que en consecuencia generan redes de lucha. Los grupos de personas que se reúnen a raíz de estos hechos, no poseen la fuerza del aparato, pero sí la fuerza de la palabra, del reclamo, de la denuncia, y obligan a los poderes a mostrarse y a tener rostro. Esos movimientos si se quiere, surgen como prácticas colectivas que van alzando la voz de muchos y logran que el tema esté, en principio y por suerte, en la agenda mediática.
Las marchas y otras formas de reclamo, representan un mensaje también al resto de la sociedad que deben ejercer efecto y presión sobre las instituciones, y de ahí su mayor importancia. Estas expresiones develan las diversas formas de vulnerabilidad y marginalidad que genera nuestro sistema social.
La existencia de casos similares y la invisivilización sobre todo es tal, que nos sacude y nos muestra con crudeza que podría haber sido cualquiera. Como decían las maestras en el Acto del 9 de julio: podría haber sido un alumno, un vecino. Y esa empatía en la mención, en la palabra, de alguna manera, nos devuelve la noción de comunidad y despliega solidaridad para evitar el derrumbe, sobre todo de su familia.
En este sentido, es valioso recordar a esas distintas agrupaciones que dan testimonio de incansable búsqueda. Esa lucha inquebrantable que encarnan tantas familias argentinas, entre ellas por supuesto, madres y abuelas. Las madres del dolor y también las denominadas madres que buscan, que son mujeres que en un contexto de pobreza y en situación de madre adolescentes, fueron apartadas de sus hijos recién nacidos y obligadas a darlos en adopción contra su voluntad. A todas las mueve el dolor y la esperanza, y con eso construyen lazos que le dan sentido a la búsqueda. Por su puesto, esas desapariciones tienen causales muy distintas: los hechos históricos de una época oscura y otras circunstancias que por supuesto no trascienden, pero que tienen que ver también con la apropiación de menores.
Ese accionar colectivo que se construye consonante con el reclamo por la aparición, permite visibilizar y dar paso a distintas formas de institucionalización, como por ejemplo: lo que se conoce por Alerta Sofía. La misa se crea como protocolo de búsqueda a partir de ese conmovedor caso de la niña desaparecida en 2008 en un camping en el sur del país.
Entre otros ejemplos de esa institucionalización, tenemos la Ley Justina y la Ley Micaela que se generan como respuesta del Estado a problemáticas que tuvieron origen en demandas sociales. Se institucionalizan porque no son casos aislados. El de Sofía Herrera, puso sobre la mesa un entramado y un accionar que determinan hoy nuevas denuncias, como el caso Guadalupe Lucero en 2021, que continúa su caso. La misma forma en este extremo del país (Corrientes), el caso Loan, pone al descubierto un montaje político en un escenario de enorme vulnerabilidad. Y a partir de allí, podríamos pensar nuevamente en cuál es el rol de todas las instituciones que deben velar por el bienestar de cada niño.
Teniendo todo esto presente, creo que la mejor manera de cerrar esta reflexión, es apelando a la solidaridad, a reforzar ese grito de justicia, porque a fin de cuentas, lamentablemente en Argentina, seguimos hablando de desapariciones y reclamando identidad y respeto por los derechos humanos. Hasta acá mi breve reflexión sobre este caso que realmente nos conmueve y nos mantiene a la espera de una respuesta para todos».
La participación de Flavia Raquel Vollmer, reconocida por su destacada labor en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y como docente en la Universidad Católica de las Misiones (UCAMI), en Radio Tupa Mbae, fue notable por su enfoque crítico y reflexivo sobre el Caso Loan. Vollmer destacó el papel crucial de las instituciones en este caso, especialmente la familia como la primera responsable del cuidado, la cual se encuentra hoy en el centro de las sospechas.

