Carta apostólica de León XIV sobre el Concilio de Nicea


A pocos días de emprender un crucial Viaje Apostólico a Turquía, destinado a conmemorar el solemne 1700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico de Nicea (325 d.C.), Su Santidad el Papa León XIV ha publicado una trascendental Carta Apostólica. Este documento pontificio busca, precisamente, reafirmar la sustancia de la fe frente a los desafíos contemporáneos, haciendo eco de la voz de los Padres conciliares.

En un gesto de honda significación teológica, la Carta Apostólica subraya que fue en Nicea donde, «en la unidad de la fe», se formalizó la respuesta definitiva de la Iglesia primitiva, que «confesaron que Jesús es el Hijo de Dios«. El Pontífice eleva una exhortación apremiante a toda la Comunidad Cristiana a erigirse como «ser signo de paz e instrumento de reconciliación», especialmente en un contexto global de divisiones y conflictos.

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In unitate fidei: La Llamada a la Concordia

La Carta, titulada significativamente In unitate fidei (En la unidad de la fe), arranca con una poderosa declaración sobre la vocación intrínseca de los bautizados:

En la unidad de la fe, proclamada desde los orígenes de la Iglesia, los cristianos están llamados a caminar concordes, custodiando y transmitiendo con amor y con alegría el don recibido”.

La publicación de este texto se produce en una fecha escogida con precisión litúrgica: este 23 de noviembre, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo. Esta elección no es casual; sitúa la realeza de Cristo en el centro del mensaje, justo en la víspera del primer viaje internacional de León XIV, una peregrinación con alto valor ecuménico a los escenarios de la cristiandad primitiva en Turquía.

La Providencia del Año Santo

El Papa León XIV destaca la coincidencia providencial de los tiempos. En el marco del Año Santo, cuyo tema es Cristo, quien es nuestra esperanza, se inscribe la memoria de Nicea:

“En este Año Santo -escribe el Papa León XIV- dedicado a Cristo, quien es nuestra esperanza, es una coincidencia providencial que se celebre también el 1700 aniversario del primer Concilio Ecuménico de Nicea, que en el 325 proclamó la profesión de fe en Jesucristo, Hijo de Dios. Este es el corazón de la fe cristiana”.

El texto pontificio recuerda que la Iglesia de Constantino enfrentó turbulencias no menores a las actuales. El Papa rememora que «los tiempos del Concilio de Nicea no eran menos turbulentos», con «las heridas de las persecuciones contra los cristianos» aún abiertas.

La Lucha Contra la Herejía de Arrio

Nicea fue la respuesta magisterial a las amenazas externas e internas, particularmente la disputa arriana. El Santo Padre pone de relieve cómo «surgieron disputas y conflictos en la Iglesia», centrándose en la doctrina subversiva de Arrio, el presbítero de Alejandría, quien «enseñaba que Jesús no es verdaderamente el Hijo de Dios«.

La Carta Apostólica reafirma así el núcleo homoousiano del Credo, destacando la plena divinidad de Cristo, piedra angular de la fe católica y motor del ecumenismo contemporáneo.