Caravanas masivas atraviesan México en busca de cruzar a Estados Unidos antes de la asunción de Trump


En medio de un contexto de creciente tensión política y social, casi un millón de migrantes han transitado por territorio mexicano en los primeros ocho meses de 2024, buscando cruzar hacia Estados Unidos. Este flujo migratorio representa un aumento del 131% en comparación con el mismo período de 2023, según datos oficiales, y podría alcanzar cifras récord en diciembre.

Actualmente, se estima que unas 300.000 personas, provenientes mayormente de Venezuela, Cuba, Haití y países de Centroamérica, se desplazan en caravanas por México. Estas agrupaciones buscan protegerse de la violencia y el crimen organizado. Aunque en menor cantidad, también se han registrado migrantes argentinos en estas rutas.

La travesía migratoria

Los migrantes enfrentan condiciones extremas durante su recorrido. Aquellos con recursos contratan a «coyotes» para cruzar la frontera, mientras que quienes carecen de dinero dependen de las caravanas. Sin embargo, ambas opciones implican riesgos significativos, incluidos secuestros, extorsiones y violencia sexual.

“La violencia a la que están expuestos los migrantes, incluidos niños, mujeres y hombres de todas las edades, los obliga a desplazarse en caravanas como mecanismo de protección. Estas agrupaciones han crecido exponencialmente en tamaño en los últimos meses”, señaló Ricardo Santiago, coordinador de proyectos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en México.

Un desafío humanitario

La organización Médicos Sin Fronteras ha intensificado su presencia en estados como Chiapas, Oaxaca y Veracruz, ofreciendo consultas médicas gratuitas a los migrantes. Según Mariana Pizziotello, psicóloga y coordinadora de salud mental de MSF en la región, las caravanas han pasado de cientos a miles de personas recientemente.

“Muchos llegan con enfermedades respiratorias, afecciones cutáneas y problemas gastrointestinales debido a las condiciones del viaje. Además, el impacto psicológico es profundo: vemos altos niveles de estrés postraumático, ansiedad y problemas de sueño, especialmente en niños”, afirmó Pizziotello.

Los profesionales no solo brindan atención clínica, sino que también desarrollan actividades para mitigar los efectos del estrés y la incertidumbre. En los casos más graves, derivan a los pacientes a hospitales locales.

El miedo a las deportaciones

El reciente triunfo electoral de Donald Trump y su promesa de implementar deportaciones masivas han intensificado la urgencia de los migrantes por cruzar la frontera antes de su asunción el 20 de enero de 2025. Actualmente, millones de migrantes en Estados Unidos están en riesgo, incluidos aquellos con permisos precarios o solicitudes de asilo en proceso.

Trump ha amenazado con eliminar políticas como el parole humanitario, el programa DACA y el estatus de protección temporal (TPS), lo que afecta directamente a cientos de miles de personas. En este contexto, cruzar la frontera no asegura estabilidad, sino una mayor incertidumbre para quienes buscan un futuro mejor.

El impacto en los niños

Los niños migrantes son particularmente vulnerables. Según Pizziotello, muchos muestran comportamientos regresivos o agresivos debido al trauma. “Viajamos con equipos médicos y psicológicos para ofrecer momentos de descanso y herramientas que les ayuden a enfrentar futuras situaciones difíciles”, explicó.

Mientras tanto, miles de migrantes permanecen varados en ciudades como Tapachula y Ciudad de México, esperando la resolución de trámites saturados, sin garantías de que sus esfuerzos resulten en un ingreso seguro a Estados Unidos. TN