En una conferencia que dejó más dudas que certezas, el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, presentaron la segunda fase de su plan económico, centrada en la emisión cero y un riguroso objetivo fiscal. Esta estrategia exigirá un superávit fiscal mensual de al menos $2 billones, equivalente al 0,4% del PBI.
Los funcionarios anunciaron un mecanismo que se negociará con los bancos para consolidar la liquidez mediante una letra administrada por el Banco Central. Esta será emitida por el Tesoro, que se encargará del pago de los intereses, similar a prácticas en países como Brasil.
El esfuerzo fiscal adicional necesario para sostener este esquema es significativo. En mayo, el superávit primario fue del 1% del PBI, lo que marca el ambicioso objetivo que se ha autoimpuesto el Gobierno. El plan a largo plazo es que, con la recuperación económica y la reapertura del mercado de capitales, estas letras puedan refinanciarse sin dificultad.
El Fondo Monetario Internacional ha expresado su apoyo a las medidas, aunque el desafío principal será mantener la confianza en el sistema financiero y evitar la dolarización de depósitos. Infobae