El domingo, lo que comenzó como una disputa amistosa de fútbol en la Unidad de Menores de Posadas se transformó en una batalla campal, desencadenando un caos que demandó una intervención inmediata por parte del personal penitenciario.
El altercado se desató cuando el equipo perdedor del partido no pudo controlar su frustración y estalló en violencia, desencadenando una pelea tumultuosa entre los internos, quienes lanzaron objetos y se enfrentaron entre sí. A pesar de los esfuerzos por calmar la situación, la gresca continuó escalando.
El personal penitenciario, en colaboración con el Grupo de Intervención Especial Penitenciaria (GIEP), actuó con prontitud y determinación, implementando el protocolo establecido para este tipo de incidentes. Se realizaron disparos intimidatorios para restablecer el orden y salvaguardar la seguridad tanto de los internos como del personal.
Gracias a la rápida acción de los penitenciarios, se evitó una situación potencialmente catastrófica y se garantizó la seguridad dentro de la Unidad de Menores. Durante el operativo, se mantuvo una comunicación constante con el juez de turno y con la División Criminalística de la Policía. Además, los directivos de la Unidad y del S.P.P.M. estuvieron presentes para coordinar las acciones necesarias.
Este incidente resalta los desafíos continuos que enfrentan las instituciones penitenciarias en la gestión de la violencia y la seguridad en entornos correccionales. La rápida respuesta del personal es fundamental para mantener la orden y proteger a todos los involucrados en situaciones de crisis como esta. (MOL)