¿Cómo se relaciona el cambio climático y el dengue?


Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado en un comunicado sobre el creciente riesgo de aumento en los casos de dengue a nivel mundial, vinculado directamente al fenómeno del calentamiento global. El aumento de las temperaturas medias, las precipitaciones extremas y los períodos de sequía prolongados están propiciando condiciones propicias para la propagación del virus transmitido por mosquitos.

En el artículo de la ONU, el Dr. Raman Velayudhan, Jefe del Programa Mundial de la OMS para el control de Enfermedades Tropicales Desatendidas, señala que aproximadamente la mitad de la población mundial se encuentra en riesgo de contraer dengue, una infección viral transmitida por el mosquito Aedes. Este insecto, que se propaga en climas tropicales y subtropicales, ha encontrado un ambiente propicio en el aumento global de las temperaturas.

Actualmente, con los cambios propiciados por el calentamiento global, las posibilidades de que el virus se extienda a más regiones del mundo han incrementado. Bajo este contexto, ¿Cuál es la situación en Latinoamérica? ¿Existe más riesgo en los países de esta región del mundo?

El dengue en la actualidad:

El dengue, también conocido como fiebre rompehuesos, es la infección viral más común transmitida de mosquitos a humanos. Aunque la mayoría de las personas se recuperan en una o dos semanas, algunas desarrollan formas graves de la enfermedad que pueden resultar mortales, especialmente en casos de infecciones secundarias.

El aumento exponencial de casos es evidente en las cifras proporcionadas por la OMS. En 2000, se registraban alrededor de medio millón de casos, mientras que, en 2022, la cifra ha superado los 4,2 millones, representando un aumento significativo de ocho veces en dos décadas.

El 2023 marcó un récord de casos reportados en Argentina con 68 muertes y 135.676 personas infectadas por la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti, según los últimos datos actualizados del Ministerio de Salud hasta el 17 de diciembre.

Misiones en particular, según los datos publicados en el Boletín Epidemiológico nacional, es la provincia con menos casos en la región del NEA y sorpresivamente una de las que menos registra en el país, sacando las provincias ubicadas en el sur y centro del país. Sin embargo, se destaca que en las últimas dos semanas hubo 1.387 casos sospechosos de dengue. 

En esta región, el foco de alarma está puesto en la provincia de Chaco donde se registraron un total de 15.155 casos de dengue, de los cuales 15.090 son autóctonos.

La cartera sanitaria además ha publicado recomendaciones específicas para prevenir la propagación de la enfermedad, tales como la eliminación de criaderos de mosquitos, el uso de repelentes, ropa adecuada para evitar las picaduras y la consulta médica inmediata ante la aparición de síntomas.

También se subraya que el aumento de los casos de dengue durante el verano no solo representa un desafío para el sistema de salud, sino también una llamada de atención sobre la importancia de la prevención y la atención temprana. Las autoridades han intensificado las campañas de concientización, haciendo un llamado a la responsabilidad individual y colectiva.

Ante la gravedad de la situación, se espera que las autoridades refuercen las acciones de control vectorial y fortalezcan las medidas de prevención en las zonas más afectadas.

Medidas urgentes: cambio climático y dengue

La proliferación del dengue en América Latina subraya la interconexión entre la salud pública y el cambio climático. Sin embargo, el dengue no es la única amenaza; sequías, aumento del nivel del mar y alteraciones en los patrones de lluvia son algunas de las consecuencias a mencionar.

Otras manifestaciones del cambio climático incluyen la acidificación de los océanos, la pérdida de biodiversidad y el desplazamiento de comunidades. Estos impactos afectan directamente a la calidad de vida de las personas, generando crisis humanitarias, pérdida de medios de vida y daños irreparables a los ecosistemas.

En este contexto, la lucha contra el dengue no puede separarse de la necesidad de abordar el cambio climático. Por ello, además de implementar medidas preventivas para controlar la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos, es imperativo adoptar prácticas y políticas que mitiguen el cambio climático en su conjunto.