Caída de Al-Assad: Celebración y saqueo en Damasco mientras Siria enfrenta un futuro incierto


Tras un sorpresivo avance de las fuerzas rebeldes, los sirios salieron a las calles para celebrar la caída del régimen de Bashar al-Assad, el cual gobernó el país con mano dura durante más de 50 años. En la capital y otras ciudades, se vivieron escenas de euforia popular y caos, con numerosos ciudadanos saqueando los palacios del expresidente, quien huyó hacia un destino desconocido.

En un video difundido en redes sociales, se puede ver a grupos de sirios entrando al Palacio Presidencial de Al-Rawda, corriendo por las salas ornamentadas y despojando de muebles y objetos valiosos. Otros videos mostraban saqueos en el palacio de Muhajreen, con personas caminando por los pasillos de mármol y llevando jarrones y muebles. La emblemática estatua de Hafez al-Assad, padre de Bashar, también fue derribada y pisoteada por la multitud, en un símbolo de la caída de la dinastía Al-Assad.

La noticia de la huida de Bashar al-Assad fue recibida con júbilo por miles de sirios, quienes celebraron en la Plaza de los Omeyas, donde el ruido de disparos en señal de alegría se mezclaba con gritos de “Allahu Akbar”. En varios puntos de la ciudad, la bandera revolucionaria siria ondeaba mientras los rebeldes proclamaban la “liberación” de Damasco.

Los rebeldes, liderados por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), anunciaron la caída del “tirano” al-Assad y la liberación de los prisioneros detenidos injustamente. En un video publicado en Telegram, el líder del grupo, Abu Mohamad Al-Golani, apareció en Damasco arrodillándose en señal de victoria, lo que marca un punto de inflexión para la dirección futura del país.

En medio de la euforia, también se reportaron saqueos en edificios oficiales como el Ministerio de Defensa, con familias ingresando al palacio presidencial y llevándose objetos domésticos. La embajada de Irán en Damasco también fue saqueada, aunque los diplomáticos iraníes lograron evacuar antes del asalto.

El futuro de Siria, sin embargo, permanece incierto. Tras años de una guerra civil devastadora y la represión de protestas prodemocráticas en 2011, el país está sumido en una profunda crisis. En respuesta a la caída del régimen, el primer ministro sirio, Mohammed Ghazi Jalali, anunció que el gobierno estaba dispuesto a transferir sus funciones a un gobierno de transición.

Internacionalmente, varios países expresaron su apoyo a los rebeldes y a la reconstrucción de Siria. Hakan Fidan, el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, declaró que el fin del régimen de Assad marca el fin de “una era oscura” y expresó su disposición a colaborar para garantizar la unidad y seguridad del país.

Con millones de desplazados y un panorama económico y social devastado, el destino de Siria está aún por definir.

Fuente: Agencias AP, Reuters, AFP y La Nación