Con goles de Luiz Henrique, Alex Telles y Júnior Santos, Botafogo alcanzó la gloria en el Estadio Monumental al consagrarse campeón de la Copa Libertadores por primera vez en su historia. A pesar de jugar con un hombre menos desde el inicio, el Fogao se impuso 3-1 frente a Atlético Mineiro, que descontó a través de Eduardo Vargas.
En una tarde histórica en Buenos Aires, el conjunto carioca protagonizó una final cargada de emociones, tensión y fútbol de alto nivel.
Entre las figuras destacadas, Thiago Almada, campeón del mundo con la Selección Argentina y pieza clave de Botafogo, brilló con una actuación sobresaliente. El mediocampista lideró a su equipo, organizando el juego y generando las oportunidades necesarias para asegurar el triunfo, incluso bajo la presión de una desventaja numérica desde los primeros segundos del partido.
El partido comenzó de manera inesperada cuando, a tan solo 29 segundos, el volante Gregore de Botafogo fue expulsado por una violenta infracción sobre Fausto Vera, dejando a su equipo con diez jugadores. Sin embargo, el Fogao mostró una resistencia admirable y supo aprovechar las oportunidades para escribir una de las páginas más memorables de su historia.
Los goles que hicieron historia
A los 34 minutos del primer tiempo, Luiz Henrique abrió el marcador tras capitalizar un rechazo defectuoso en el área. Poco después, una falta sobre el propio Henrique derivó en un penal que Alex Telles convirtió con precisión, ampliando la ventaja antes del descanso.
En el segundo tiempo, Atlético Mineiro buscó con insistencia el empate. Eduardo Vargas, recién ingresado, descontó con un cabezazo certero a los 46 minutos. Sin embargo, las esperanzas del Galo se desvanecieron en tiempo adicional, cuando Júnior Santos selló el 3-1 definitivo con un contragolpe letal.
Un héroe bajo los tres palos
El arquero John fue una figura clave para Botafogo, con intervenciones decisivas ante los peligrosos remates de Hulk y Vargas, quienes no lograron vulnerar su solidez.
Un título con sabor a hazaña
Con este triunfo, Botafogo, dirigido por Artur Jorge, rompió con una larga espera para alzarse con el máximo trofeo del continente. El equipo resistió la presión de jugar en inferioridad numérica durante casi todo el encuentro y supo definir en los momentos clave.
La fiesta en el Monumental
La previa del partido estuvo marcada por un show musical y la presencia del tenista Novak Djokovic, quien entregó la moneda del sorteo al árbitro argentino Facundo Tello. El escenario y la atmósfera estuvieron a la altura de una final que quedará grabada en la memoria del fútbol sudamericano.
Botafogo ahora celebra un logro histórico, demostrando que el espíritu de lucha y la determinación pueden superar cualquier adversidad.