El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Margni, expresó su repudio y profundo dolor ante los episodios de violencia registrados anoche en el estadio de Independiente, durante el encuentro por la Copa Sudamericana frente a Universidad de Chile.
“Avellaneda se distingue como una ciudad del fútbol, donde familias, niños, jóvenes y adultos celebramos con alegría la pertenencia a nuestros equipos y la sana competencia deportiva. Por eso, lo acontecido nos entristece y nos avergüenza”, señaló en un comunicado difundido este jueves.
El obispo recordó que la Iglesia “alza la voz contra toda forma de violencia” y ofreció su disposición para colaborar en la construcción de una sociedad “más justa y pacífica”.
Al mismo tiempo, lamentó que numerosas familias e hinchas hayan debido atravesar situaciones que “no merecían vivir”, y subrayó que “la gran mayoría de quienes disfrutan del deporte no son violentos”.
En su mensaje, Margni retomó palabras del papa Francisco, al afirmar que “el fútbol puede y debe ser una escuela para la construcción de una cultura del encuentro, que permita la paz y la armonía entre las personas”.
Finalmente, convocó a la comunidad a unirse en la oración “por la recuperación de los heridos y por todos los afectados en este triste acontecimiento” y pidió a Dios “que nos ayude a superar las distintas violencias que hieren nuestra convivencia, para que el deporte vuelva a ser una verdadera fiesta de unidad y esperanza”.
Texto del comunicado
Como obispo de Avellaneda-Lanús, quiero manifestar, en nombre de toda la Iglesia diocesana, nuestro dolor y repudio frente a los hechos de violencia sucedidos anoche en nuestra querida ciudad.
Avellaneda se distingue como una ciudad del fútbol, donde familias, niños, jóvenes y adultos celebramos con alegría la pertenencia a nuestros equipos y la sana competencia deportiva. Por eso, lo acontecido nos entristece y nos avergüenza.
Como Iglesia alzamos la voz contra toda forma de violencia y ofrecemos nuestra colaboración en todo lo que sea necesario para construir una sociedad más justa y pacífica. Nos duele que tantas familias e hinchas hayan tenido que sufrir estas situaciones sin merecerlo. Sabemos que la gran mayoría de quienes disfrutan del deporte no son violentos. Por el contrario, como decía el Papa Francisco, «el fútbol puede y debe ser una escuela para la construcción de una cultura del encuentro, que permita la paz y la armonía entre las personas».
Nos unimos en la oración por la recuperación de los heridos y por todos los afectados en este triste acontecimiento. Pedimos al Señor que nos ayude a superar las distintas violencias que hieren nuestra convivencia, para que el deporte vuelva a ser una verdadera fiesta de unidad y esperanza.