Aprovecha para amar


Antes de iniciar con la lectura, te invito a escuchar la canción que motiva este escrito:

En un mundo donde todo parece acelerado y fugaz, la canción Aprovecha de Santiago Benavides nos detiene con un mensaje simple pero profundo: el tiempo es un regalo y el amor es su mejor inversión. En cada verso, la melodía nos recuerda lo efímero de la vida y la urgencia de vivir con sentido, de no postergar lo esencial. Pero, ¿qué significa realmente «aprovechar»?

Muchos creen que aprovechar la vida es acumular experiencias, éxitos o riquezas. Sin embargo, esta visión se queda corta si no se funda en el amor. San Pablo lo dijo con claridad: «Si no tengo amor, nada soy» (1 Cor 13,2). Aprovechar la vida es, sobre todo, aprovechar para amar: abrazar a quienes nos rodean, reconciliarnos con quienes hemos herido, regalar palabras que sanan y gestos que edifican.

La sociedad actual nos empuja a la productividad constante, como si nuestro valor se midiera en base a logros. Byung-Chul Han, filósofo surcoreano, advierte que vivimos en la «sociedad del cansancio», donde el rendimiento personal ha sustituido a la contemplación y las relaciones genuinas. Pero Aprovecha nos invita a otra lógica: la del encuentro, la ternura y la misericordia.

¿Cuántas veces dejamos para mañana un «te quiero»? ¿Cuántas oportunidades de amar dejamos escapar por orgullo o por miedo? Jesús nos llama a vivir el amor aquí y ahora. En Lucas 10, Jesús cuenta la parábola del Buen Samaritano, quien no esperó el momento perfecto para ayudar; simplemente vio la necesidad y actuó. Así es el amor verdadero: oportuno, presente, decidido.

Aprovechar es reconocer que la vida no espera. Es reconciliarnos con nuestros padres, jugar con nuestros hijos, llamar a ese amigo con quien perdimos contacto. Es mirar a los ojos, dejar el celular a un lado y estar realmente con el otro. Es, en palabras del Papa Francisco, «salir de nosotros mismos y abrirnos al amor que da sentido a la vida» (Fratelli Tutti, 88).

Santiago Benavides nos lo canta con sencillez, pero con un eco eterno: aprovecha para amar. No dejemos pasar el tiempo sin sembrar lo que realmente importa. Porque al final de nuestra historia, solo quedará lo que hayamos amado.