Ante la situación en Misiones, la Comisión Diocesana Justicia y Paz, exhorta al diálogo y serenidad


La Comisión Diocesana Justicia y Paz del Obispado de Posadas, ante los hechos de público conocimiento y frente a la conflictividad social que se encuentra nuestra amada provincia, quiere acercar una palabra de serenidad y de convocatoria al diálogo.

Tomando las enseñanzas de nuestro Papa Francisco que nos dice, “el conflicto no puede ser ignorado o disimulado, ha de ser asumido (EG 226)”. Es decir «(…) para tomar conciencia es necesario abrir más y más el diálogo, hay que convocar a las partes de este conflicto, sentarse alrededor de la mesa, exponer la verdad de los hechos y buscar unidos un camino para reconstruir lo dañado», por ello es importante saber que “(…) de la crisis no se sale solo, se sale arriesgando y tomando al otro de la mano” (Ídem).

Por ello, exhortamos a todos los actores involucrados que, con magnanimidad y verdadero sentido de apertura busquen consensos, para lograr un acuerdo en donde todos puedan estar incluidos.

Sin lugar a dudas, la situación económica es muy delicada para toda la población, ya que resulta muy difícil llegar a fin de mes, por la incidencia de la inflación en los salarios, que deteriora de manera grave los salarios y la capacidad de consumo de los ciudadanos.

En este sentido duele, que el Estado Nacional exalte un modelo de gestión donde la centralidad es el individualismo, donde se impone la voluntad del mercado por sobre las personas y donde las metas económicas se traducen en números sin la consideración debida a la población más vulnerable. Esto lo demuestra el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, que señala que la pobreza es alarmante y desgarradora superando el 50%.

En un país federal como el nuestro, las políticas públicas que lleven a una reducción desmedida de gastos, deben estar enmarcadas en un acuerdo con todos los actores (Nación y Provincias), para que, de esta manera se pueda tener una cierta previsibilidad en la gestión de la cosa pública. Toda imposición, presión o decisión unilateral con contenido mesiánico que, no se condice con la gestión pública, solo puede llevar a una conflictividad social o desequilibrios que las provincias deben afrontar.

Es así que, el Estado Nacional y Provincial deben velar por la dignidad de todos los habitantes, con acciones concretas, para alivianar las dificultades que están padeciendo tantas familias. Se advierte que los trabajadores y, sobre todo, los más humildes que pagan los ajustes, que, si bien pueden ser necesarios, también deben guardar la debida proporcionalidad y equidad. “La lucha contra la corrupción y la fragmentación social, el respeto a la ley y un profundo sentido de justicia nos debe empujar en dicho camino” (CEA 2002).

En ese contexto, hacemos llegar nuestro aporte a los distintos actores. Al Estado Provincial y Nacional: para que, aseguren la paz social de todos los habitantes, teniendo en claro que un salario digno es esencial para respetar la dignidad de los trabajadores y cumplir con las funciones encomendadas. De nada sirve un Estado equilibrado, si el mismo se construye en base a la pobreza, la exclusión y la desintegración social. Un signo esperanzador y de credibilidad sería que, la dirigencia política, de muestras de grandeza en su accionar primeramente construyendo un verdadero diálogo, evitando insultos, provocaciones, mesurando sus expresiones, exhortando al encuentro debido y buscando los consensos necesarios.

A los sectores que se manifiestan, es necesario mantener el compromiso solidario y generoso que parta del reconocimiento que la resolución de nuestras dificultades requiere una constate apertura al diálogo y un esfuerzo colectivo a fin de contribuir al bienestar común.

Lo que sucede nos debe interpelar a todos, como ciudadanos, que debemos velar por el bien general. Los cristianos sabemos lo que hicimos o dejamos de hacer con nuestros hermanos más necesitados, esto repercute directamente en nuestra vida y en el vínculo con Cristo (cf. Mt 25,31-46).

Ante la proximidad de la festividad del Corpus Christi pedimos, a todas las comunidades cristianas, unirnos en la súplica por estas intenciones. Rogamos a Dios y a la Virgen de Loreto, Madre del Pueblo de las Misiones, que nos ayude a superar este difícil momento, con la misma entereza con que lo hicieron nuestros mayores, en su caminar por el desierto, debieron soportar tantos sacrificios y necesidades para llegar a la tierra prometida.

Posadas, Misiones, 25 de mayo de 2024