A 26 años del fallecimiento de Monseñor Kemerer: Un legado imborrable en Misiones


El Obispo Emérito de Posadas, Jorge Kemerer, falleció el 26 de junio de 1998 a los 89 años, víctima de una afección cardiorrespiratoria. Hoy, a 26 años de su muerte, recordamos su vida y legado.

Una vida dedicada a la Iglesia y la educación

Jorge Kemerer nació el 13 de septiembre de 1908 en San Rafael, Entre Ríos, en una familia numerosa de 14 hijos. Desde joven, mostró una profunda vocación religiosa que lo llevó a ingresar al Colegio de los Padres del Verbo Divino en Buenos Aires a los 12 años. Continuó su formación en Humanidades y Filosofía, y a los 24 años fue ordenado sacerdote en Roma, Italia.

Su primer destino como sacerdote fue en Posadas, donde rápidamente se destacó por su dedicación y carisma. En 1937, fue nombrado primer director del Colegio San Miguel, el actual Instituto Roque González. Su compromiso con la educación y la formación de jóvenes quedó evidenciado en todas sus obras.

En 1957, el Papa Pío XII lo nombró primer Obispo de la Diócesis de Posadas, cargo que ocupó hasta su retiro en 1987. Durante estas tres décadas, Kemerer dejó una marca indeleble en la comunidad, tanto en el ámbito espiritual como en el educativo.

Un legado de educación y humanismo

Monseñor Kemerer fue un pionero en la educación en Misiones. Su visión trascendía la simple instrucción académica, promoviendo una «educación moderna completa» que integrara todos los aspectos de la vida humana. Fundó diversas instituciones educativas, incluyendo el Instituto Politécnico Arnoldo Janssen y la Escuela Taller para No Videntes, ambas con un impacto significativo en la comunidad.

En su mensaje de 1959 a los educadores de colegios católicos, enfatizó la necesidad de una educación que no solo instruyera, sino que también formara ciudadanos integrales, comprometidos con su entorno social, cívico y político. Este enfoque humanista y cristiano marcó su trayectoria y su legado.

El Instituto “Antonio Ruiz de Montoya” fue creado en 1960 por Monseñor Jorge Kemerer.
Los objetivos de su creación fueron:

  • Ofrecer a la juventud misionera las posibilidades de cursar estudios superiores en su propia provincia.
  • Cubrir la necesidad de la provincia en cuanto a docencia especializada.
  • Servir a la educación y a la cultura misioneras.
  • Brindar una sólida formación moral y científica.

Quedó oficialmente reconocido en el ámbito nacional por Decreto 5179/60. Dependía del Ministerio de Educación y Justicia de la Nación, la supervisión pedagógica y técnica estaba a cargo de la SNEP (Superintendencia Nacional de Enseñanza Privada), y el Obispado era responsable de su dirección, orientación y crecimiento.

Primer edificio del ISPARM. Vista del patio y del ala Ayacucho (archivo ISARM).

La elección del nombre Antonio Ruiz de Montoya desea “honrar a todos los sacerdotes de las misiones guaraníes y a todos los hijos espirituales que actuaron en las Américas y que se distinguieron especialmente en la educación de la juventud americana”, lo expresó Monseñor Jorge Kemerer en el discurso de inauguración.

Un guía para la comunidad

La influencia de Monseñor Kemerer en Misiones va más allá de sus contribuciones educativas. Fue un verdadero guía espiritual y comunitario, siempre enfocado en el bienestar de la gente y en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. En su discurso de 1966, abogó por un «nuevo humanismo» que equilibrara el desarrollo intelectual y afectivo de las personas.

Incluso en su jubilación, su compromiso con la educación y la comunidad se mantuvo firme. En su clase magistral al recibir el título de «profesor honorario» de la Universidad Nacional de Misiones, reiteró la importancia de una educación que promoviera la solidaridad y el respeto mutuo.

Una figura recordada y respetada

A 26 años de su fallecimiento, Monseñor Jorge Kemerer sigue siendo una figura emblemática en Misiones. Su legado educativo y su visión humanista continúan inspirando a nuevas generaciones de educadores y líderes comunitarios. Su vida y obra son un testimonio del poder de la educación y la fe para transformar comunidades y construir un futuro mejor.

En memoria de Monseñor Kemerer, recordamos sus palabras de esperanza y su inquebrantable dedicación a la educación y al bienestar de la comunidad misionera. Su legado vive en cada institución que fundó y en cada vida que tocó con su sabiduría y compasión.

Con información de Primera Edición y del ISARM