La parroquia Nuestra Señora del Pilar, en el barrio porteño de Recoleta, se llenó de fieles para celebrar una misa de acción de gracias por la próxima beatificación del empresario y padre de nueve hijos Enrique Shaw, cuyos restos descansan en ese templo, al que asistía diariamente.
El servicio religioso conmemoró el decreto del Dicasterio para la Causa de los Santos, que reconoció un milagro atribuido a la intercesión de Shaw. En la homilía, el párroco Gastón Lorenzo destacó: «La alegría del decreto firmado por el Papa León XIV es tan grande que unimos nuestros labios a los de María para cantar la grandeza del Señor manifestada en la vida de Enrique Shaw. Hacemos nuestro el espíritu del Magníficat».
La ceremonia se realizó el lunes 22 de diciembre a las 19.30, a pocos días de la Nochebuena, y fue concelebrada por los presbíteros Juan José Olivetto Pagni, Jorge Villafañe, Hernán Giudice y Andrés Caminal.
Entre los asistentes se encontraban descendientes de Shaw, feligreses de la parroquia y representantes de organizaciones vinculadas a su legado. Destacaron Silvia Bulla, presidenta de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), entidad fundada por Shaw, y Claudia Carbajal, presidenta de la Acción Católica Argentina (ACA), junto a su esposo Emilio Inzaurraga y Daniel Martini, directivo de ACDE. También participó Fernán de Elizalde, quien trabajó activamente en la postulación de la causa de beatificación.
Durante la homilía, Lorenzo recordó la profunda fe de Shaw y su visión de la empresa como un servicio: «Consciente de la función social de la empresa que tenía que dirigir, escribía en su diario: ‘Solo Dios es grande’, poniendo su trabajo en sus manos e imitando así el ejemplo de María, su socia, como le gustaba llamarla». También citó su reflexión sobre la Acción Católica: «No basta con ser católicos para que las cosas anden bien. Tenemos que ser muy, pero muy humildes, confiar en Dios y trabajar mucho; porque por ser una obra de Dios necesita más dedicación que si fuera nuestra».
El sacerdote subrayó que Shaw fue un «signo de unidad y comunión», tanto en su familia como en su labor profesional y en su compromiso con la Iglesia, a través de ACDE, la Acción Católica, la Universidad Católica Argentina (UCA) y el Movimiento Familiar Cristiano. Asimismo, recordó su colaboración con los obispos argentinos en la elaboración de la Pastoral Colectiva sobre la Promoción y la Responsabilidad de los Trabajadores, publicada en 1956.
La misa concluyó con la interpretación del himno «Empresario de Dios», que celebra la vida de Shaw como esposo y padre, y su compromiso con la fe, la familia y los trabajadores.


