Se trata de La práctica de la presencia de Dios, del carmelita del siglo XVII fray Lourenço de la Resurrección, una obra que —según confesó el Papa— “marcó profundamente” su camino espiritual y lo ayudó a “conocer y amar al Señor”.
El papa León XIV firmó el prefacio de esta nueva edición, difundida hoy por la Librería Editora Vaticana, donde describe el texto como uno de los que más influyeron en su vida espiritual, junto con los escritos de san Agustín y otras lecturas fundamentales.
Fray Lourenço de la Resurrección (1614–1691), nacido Nicolás Herman, fue un religioso francés de origen humilde que, tras participar en la Guerra de los Treinta Años, ingresó en la vida carmelita a los 26 años. Su propuesta espiritual se centra en el recuerdo constante de Dios a través de los gestos sencillos de la vida cotidiana.
El Papa define este camino como “simple y arduo al mismo tiempo”: simple por su cercanía a la vida diaria, y exigente porque implica un proceso interior de purificación, ascetismo y conversión profunda del corazón y del pensamiento.
León XIV subraya la vigencia del testimonio del carmelita para el mundo contemporáneo, señalando que su mensaje supera “todo moralismo” y evita reducir el Evangelio a un conjunto de normas. “Toda ética cristiana se resume verdaderamente en el recuerdo continuo de que Dios está presente”, afirma, destacando que confiarse a esa presencia permite “saborear un anticipo del Paraíso”.
El prefacio también destaca la humildad y el sentido del humor de fray Lourenço, quien desempeñó tareas sencillas como cocinero en su comunidad, evocando la espiritualidad de grandes místicos como santa Teresa de Ávila y su “Dios de las ollas y sartenes”.
Finalmente, el Papa recuerda la paradoja vivida por el religioso: ingresó al monasterio con la intención de expiar duramente sus faltas juveniles, pero encontró allí una vida marcada por la alegría y la cercanía amorosa de Dios, como él mismo relataba con ironía.

