Nuevos ataques israelíes sacuden Gaza y ponen en riesgo el alto el fuego


La frágil tregua en la Franja de Gaza volvió a tambalearse tras una serie de ataques aéreos israelíes que, según reportes locales, dejaron al menos 90 muertos, entre ellos 24 niños. Israel justificó los bombardeos como respuesta a presuntas violaciones del alto el fuego por parte de Hamás y a la negativa del grupo a devolver los cuerpos de rehenes, tal como estaba previsto en el acuerdo mediado por Estados Unidos.

En medio de la devastación, el padre Gabriel Romanelli, párroco latino de Gaza, describió una población “agotada y sin recursos” para reconstruir sus vidas. “Necesitamos un milagro de paz aquí”, expresó en diálogo con la agencia SIR.

“La gente está exhausta y vive con ansiedad”

El sacerdote argentino, del Instituto del Verbo Encarnado, relató que “la situación sigue siendo crítica”, con barrios enteros reducidos a escombros. “Esto es la represalia del ejército israelí por las acciones, o supuestas acciones, de Hamás. Las acusaciones, como siempre, son mutuas”, señaló.

Romanelli lamentó que la ayuda humanitaria siga bloqueada: “La población ve acercarse el invierno sin siquiera una excavadora para despejar los escombros. No hay cemento, ni hierro, ni madera. Ni siquiera tiendas de campaña, aunque cientos de miles las necesitan”.

Un respiro entre las ruinas

Desde la parroquia de la Sagrada Familia, el padre Romanelli y su comunidad continúan brindando asistencia a los desplazados. Explicó que intentan reanudar las clases para los hijos de los refugiados y mantener actividades pastorales: “Seguimos con las actividades en el oratorio y con los ancianos. Les organizamos una excursión a la playa para que puedan ver el agua y disfrutar un poco de libertad”.

Sin embargo, el sacerdote admitió que el contraste es doloroso: “Basta con girar la cabeza para ver el puerto lleno de tiendas de campaña. El sufrimiento está por todas partes”.

Una ciudad convertida en desierto de ruinas

Romanelli describió la magnitud de la destrucción: “Barrios como Nasser, Beit Hanoun, Jabalia o Tel el-Hawa quedaron completamente arrasados. Allí se encontraba, por ejemplo, la escuela de las Hermanas del Rosario. Ahora no queda nada”.

Conmovido, añadió: “Caminé por la avenida de la universidad y todo estaba destruido. No reconocía nada. Es como caminar por un desierto de ruinas”.

Cercanía del Papa y llamado a la esperanza

El sacerdote destacó la constante cercanía del papa León XIV, quien mantiene comunicación frecuente con la comunidad católica de Gaza.

“Nos escribe, nos envía mensajes y a veces nos llama. Hace dos días nos mandó su bendición. Sentimos profundamente su cercanía”, aseguró.

Finalmente, el párroco pidió mantener la oración y la esperanza: “Sigan rezando, apoyen a quienes sufren y no pierdan la esperanza. Lo que se necesita aquí es un verdadero milagro”.