León XIV destacó a los movimientos populares como “antídoto contra la indiferencia”


Ante miles de representantes de las periferias del mundo, el papa León XIV afirmó este jueves que los movimientos populares son “un antídoto contra la indiferencia estructural que se extiende en el mundo” y reiteró que “tierra, techo y trabajo son derechos sagrados por los que vale la pena luchar”.

El Pontífice recibió en el Aula Pablo VI a más de dos mil delegados de los movimientos populares que participaron en Roma del Quinto Encuentro Internacional y la Peregrinación Jubilar. En un extenso discurso de tono social, inspirado en la Rerum novarum de León XIII y en la doctrina social impulsada por Francisco, el Papa reflexionó sobre las causas de la injusticia contemporánea, entre ellas “el aumento de la desigualdad, la explotación de los pobres, los abusos contra los migrantes, la degradación ambiental y la deshumanización provocada por la idolatría del lucro y la tecnología”.

“Nos enfrentamos a una mala gestión global que genera desigualdad bajo la apariencia de progreso”, advirtió León XIV, al señalar que la falta de acceso a lo esencial —como la tierra, el alimento, la vivienda y el trabajo— contrasta con la expansión de las redes sociales y la inteligencia artificial, incluso entre los más pobres. “Asegurémonos de que, cuando se satisfacen necesidades más sofisticadas, no se descuiden las fundamentales”, exhortó.

Defensa de los migrantes y crítica a la exclusión

El Papa dedicó parte de su mensaje a condenar el trato inhumano hacia los migrantes, recordando que “proteger las fronteras no puede justificar la negación del refugio a quienes huyen del hambre o la guerra”.
“Estamos presenciando graves crímenes cometidos o tolerados por los Estados”, denunció, en alusión a políticas que convierten a los migrantes en “basura” en lugar de reconocerlos como personas con dignidad.

Dependencia tecnológica y nuevas esclavitudes

León XIV advirtió también sobre los riesgos de la dependencia tecnológica y farmacéutica, que —según sostuvo— “bajo la apariencia del bienestar, produce nuevas esclavitudes”. Mencionó el auge de las drogas sintéticas, en especial el fentanilo, al que calificó como “la droga de la muerte”, y criticó el “culto al cuerpo” que reduce el sufrimiento humano a una cuestión de consumo.

Condena a la explotación minera

El Pontífice condenó la explotación minera en países pobres destinada a sostener la industria tecnológica global, y mencionó el coltán de la República Democrática del Congo y el litio como ejemplos de “violencia paramilitar, trabajo infantil y desestabilización política” generada por intereses económicos.

“Poetas sociales” y esperanza desde las periferias

Pese al diagnóstico severo, el Papa destacó la esperanza que encarnan los movimientos populares, a quienes llamó “poetas sociales, constructores de solidaridad en la diversidad”. “La Iglesia debe estar con ustedes: una Iglesia pobre para los pobres, una Iglesia en salida, valiente y alegre”, expresó.

Invitó además a mirar el mundo “desde las periferias”, donde —dijo— “las cosas se ven de otra manera” y “los clamores de justicia nacen del deseo de vida digna, no de la desesperación”.

Finalmente, León XIV alertó sobre el “vacío ético” dejado por la crisis de los sindicatos y los sistemas sociales, e instó a los movimientos, junto con creyentes y gobiernos, a “llenar ese espacio con procesos de justicia y reconciliación”.

“Así como la Iglesia apoyó en el pasado la formación de sindicatos, hoy debemos apoyar a los movimientos populares. Sus luchas por tierra, techo y trabajo son caminos de Evangelio”, concluyó.