Tras la aprobación de la ley que habilita la eutanasia en Uruguay, los obispos del país emitieron un comunicado en el que reiteran su defensa de la vida y expresan su preocupación por los efectos de la norma en la sociedad.
El Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Uruguaya (CEU), integrado por monseñor Milton Tróccoli, presidente de la CEU y obispo de Maldonado-Punta del Este; el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo y vicepresidente; y monseñor Heriberto Bodeant, secretario general y obispo de Canelones, afirmó que la ley “va en contra del valor y la dignidad de la vida humana” y que fomenta “la cultura de la muerte”.
En el comunicado, los obispos destacan que “cada vida humana es única, irrepetible e insustituible; su valor no depende del estado de salud, la etnia, el sexo, la cultura, la situación socioeconómica ni ninguna otra circunstancia”. Asimismo, advirtieron que en un país con altos índices de suicidio y dificultades para abordar la salud mental, la ley podría naturalizar la muerte como solución a problemas que podrían enfrentarse de otra manera.
El texto subraya que “morir con dignidad significa morir sin dolor, rodeado de cariño, con la información adecuada y el acompañamiento espiritual necesario, respetando el curso natural de la vida”. Los pastores de la Iglesia en Uruguay manifestaron su compromiso de seguir trabajando por el cuidado de la vida y su dignidad, tal como lo reconocen la Constitución nacional y varios tratados internacionales.
La ley, conocida como “Muerte digna” y promovida por el Frente Amplio, despenaliza la muerte asistida bajo ciertas condiciones. La iniciativa había recibido media sanción en la Cámara de Diputados en agosto y fue aprobada por el Senado con 20 votos a favor de 31 presentes. Con esta norma, Uruguay se suma a un reducido grupo de países que permiten la eutanasia, como Canadá, Holanda, Nueva Zelanda y España. En América Latina, sólo Colombia y Ecuador la habían despenalizado mediante fallos judiciales, convirtiéndose Uruguay en el primero en aprobarla por ley.
Texto del Comunicado
Frente a la aprobación de la Ley que habilita la eutanasia en nuestro país, los obispos del Uruguay elevamos una vez más nuestra voz a favor de la vida.
Como ya hemos manifestado en varias ocasiones consideramos que esta ley fomenta la «cultura de la muerte». En un país con una alta tasa de suicidios, con serias dificultades para abordar el tema de la salud mental, esta ley va en contra del valor y la dignidad de la vida humana y nos pone en un riesgoso camino de naturalizar la búsqueda de la muerte como solución a situaciones de la vida que se pueden enfrentar de otra manera.
Reiteramos lo que expresamos en junio del presente año sobre el valor de la vida humana:
«Cuando hablamos de dignidad humana, nos referimos al valor incomparable de cada ser humano concreto. Cada vida humana aparece ante nosotros como algo único, irrepetible e insustituible, su valor es independiente de su estado de salud, etnia, sexo, cultura, situación socioeconómica, o cualquier otra circunstancia.» (Nro. 5)
«Morir con dignidad significa morir sin dolor u otros síntomas mal controlados; morir a su tiempo natural, sin que se acorte o se prolongue de forma innecesaria la vida; morir rodeado del cariño de la familia y los amigos; morir con la posibilidad de haber sido informado adecuadamente, eligiendo, si se puede, el lugar (hospital o domicilio) y participando en todas las decisiones importantes que le afecten; morir con la ayuda espiritual que precise» (Nro. 14)
Como Iglesia que peregrina en Uruguay queremos seguir trabajando a favor del cuidado de la vida y de su dignidad, como es reconocida también por nuestra Constitución y por la firma de varios tratados internacionales por parte de nuestro país.
Estamos convencidos que compartir los momentos humanos de mayor debilidad se puede transformar en la gran oportunidad para encontrar juntos el sentido trascendente y profundo de nuestra vida.

