El Papa León XIV animó este viernes a seguir desarrollando la atención pastoral hacia las personas mayores y subrayó que “nadie debe sentirse inútil”. Lo hizo al recibir a los participantes del II Congreso Internacional de Pastoral de las Personas Mayores, organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que se desarrolla en la Curia General de los jesuitas en Roma bajo el lema “Los sueños de los mayores: una visión de futuro”.
Ante más de 150 delegados de 65 países, el Santo Padre recordó el deseo de su predecesor de construir una verdadera alianza entre jóvenes y adultos mayores, destacando que estos últimos son “un don y una bendición” y que el proceso de envejecimiento forma parte del “milagro de la vida”.
“El mundo actual suele caracterizarse por divisiones y conflictos intergeneracionales”, advirtió León XIV, al señalar que muchas veces se acusa a las personas mayores de no dejar espacio a los jóvenes en el mercado laboral o de consumir recursos en detrimento de otras generaciones. “Como si la longevidad fuera un defecto”, lamentó.
“Nadie debe quedar atrás”
El Papa cuestionó la mentalidad que mide la dignidad de la vida humana en función de la riqueza, el poder o el éxito, y aseguró que estas visiones “pesimistas y contradictorias” no reconocen el verdadero valor de la vejez. “Las personas mayores son un don, una bendición bienvenida. Una vida más larga es signo de esperanza en nuestro tiempo, en todo el mundo”, afirmó.
Reconoció que el aumento de la población mayor representa un desafío para las sociedades, pero insistió en que no debe haber exclusión: “Es fundamental que nadie quede atrás ni excluido: ¡Nadie debe ser abandonado! ¡Nadie debe sentirse inútil!”.
Pastoral para los “jóvenes mayores”
El pontífice animó a la Iglesia a desarrollar una pastoral que acompañe de manera integral a las personas mayores, promoviendo una espiritualidad auténtica para vivir la vejez “cristianamente, sin caer en la ilusión de una eterna juventud ni en el desánimo”.
Asimismo, señaló la importancia de integrar a los llamados “jóvenes mayores”: personas que, tras finalizar su etapa laboral, gozan de buena salud, tiempo libre y disposición para comprometerse con la vida eclesial. “Ellos no deben ser vistos como destinatarios pasivos, sino como protagonistas activos de la evangelización”, subrayó.
Finalmente, León XIV recordó que la misión de la Iglesia abarca todas las etapas de la vida y que los mayores, con su sabiduría y testimonio, pueden desempeñar un papel clave en la transmisión de la fe y en el anuncio de la esperanza cristiana.

