River Plate se clasificó a las semifinales de la Copa Argentina tras vencer 1-0 a Racing en el Gigante de Arroyito, con un tanto de Maximiliano Salas en el inicio del encuentro. El delantero, que vistió la camiseta de la Academia en el pasado, cumplió con “la ley del ex” y se convirtió en la figura de un partido cargado de tensión y condimento extra.
El gol de Salas a los 5 minutos del primer tiempo marcó el rumbo del encuentro. El equipo de Marcelo Gallardo mostró carácter y solidez en un duelo áspero, con momentos de alta intensidad, discusiones y polémicas, incluida la expulsión de Maravilla Martínez sobre el final.
River planteó un partido inteligente: presionó alto cuando lo necesitó, bloqueó la salida de Racing y se replegó en los minutos finales para resistir los intentos rivales, que se limitaron a centros fáciles de despejar. Armani casi no fue exigido, mientras que la defensa, con Martínez Quarta y Rivero como puntos altos, neutralizó los ataques académicos.
En el medio, Juanfer Quintero aportó claridad hasta su reemplazo por Nacho Fernández, mientras que Gonzalo Acuña y Portillo dieron equilibrio en un equipo que supo mutar según las necesidades del encuentro. Arriba, Colidio acompañó con movilidad y despliegue a Salas, quien soportó los silbidos de la parcialidad racinguista y respondió con fútbol.
Del lado de Racing, los intentos de Gustavo Costas con cambios tácticos no alcanzaron para torcer la historia. Conechny y Solari dieron más variantes en ataque, pero la Academia no encontró precisión ni profundidad.
Con este triunfo, River enfrentará en semifinales a Independiente Rivadavia, que espera por su chance histórica de llegar a la final. Para los de Gallardo, el triunfo en Rosario significó mucho más que un simple pase de ronda: fue una muestra de carácter, un desahogo en una temporada irregular y la confirmación de que Salas se transformó en el nuevo emblema del equipo.
“El Matador”, como ya lo llaman los hinchas millonarios, evitó festejar con gestos provocadores, pero su gol quedará marcado por el peso simbólico y deportivo: eliminó a su ex club y le dio aire a un River que necesitaba una victoria grande para ilusionarse con cerrar el año con un título.

