River Plate atraviesa un momento deportivo crítico. El domingo, el equipo de Marcelo Gallardo sufrió su cuarta derrota consecutiva, esta vez ante Deportivo Riestra en el estadio Monumental, un resultado inédito en la historia reciente del club y que desató una oleada de reacciones adversas tanto en las tribunas como en las redes sociales.
Los hinchas despidieron al plantel con silbidos y mensajes de fuerte disconformidad, que se replicaron en X (ex Twitter) con frases como “Fin de ciclo” y “Que se vayan todos”. Las principales tendencias digitales incluyeron “Riestra”, “Gallardo”, “Borja” y “Monumental”, reflejo de la magnitud del malestar.
El contexto agrava la situación: hace una semana, River quedó eliminado en cuartos de final de la Copa Libertadores frente a Palmeiras, lo que incrementó la presión sobre el entrenador y la dirigencia. “River está tomado por la banda del CA Gallardo. Se perdió la exigencia, se perdió el respeto al escudo”, escribió un usuario en el Día del Hincha de River, jornada en la que se recuerda el nacimiento de Ángel Labruna.
El descontento se focaliza en varios frentes: la falta de resultados, las decisiones tácticas de Gallardo y las políticas de refuerzos de la actual conducción. “Vendimos a Julián Álvarez, Enzo Fernández, Beltrán, Echeverri y Mastantuono por más de 100 millones de dólares, y en un par de años nuestro 9 pasó de ser Julián a Borja”, reclamó otro simpatizante en X.
Incluso se multiplicaron los pedidos de renuncia del DT si no se consigue un triunfo el jueves frente a Racing por la Copa Argentina, un duelo que los hinchas consideran decisivo. Otros, en tanto, reclamaron un cambio de aire en el banco de suplentes y mencionaron al “Chacho” Coudet como posible alternativa.
En medio de la crisis, Gallardo reconoció en conferencia de prensa la magnitud del golpe y pidió disculpas a los hinchas. “No tenemos margen de error”, admitió de cara a un calendario exigente que incluye compromisos clave frente a Racing y Rosario Central.
El clima en Núñez es de máxima tensión: la paciencia de la hinchada parece haber llegado a un límite, y el jueves se presenta como un partido bisagra para el futuro inmediato del equipo y del propio Gallardo.

