En el programa Caminando Juntos de Radio Tupambaé, integrantes del Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) dialogaron sobre la riqueza de esta experiencia eclesial que, desde hace más de medio siglo, marca la vida de comunidades en Misiones con su carisma y compromiso evangelizador.
Participaron de la entrevista Pedro Herrera, Vocal del Secretariado Diocesano; Raúl Irrazabal, Presidente del Secretariado Diocesano; y Mirta Morinigo de Herrera, Coordinadora de la Escuela Diocesana de Dirigentes. Con ellos se repasó la historia del movimiento, su presencia en la diócesis de Posadas, la finalidad de sus actividades y el desafío de acercar la fe a las personas, especialmente a quienes están más alejados de la Iglesia.
Los referentes destacaron que el saludo fraterno “¡De colores!”, junto a la cruz, es un signo que identifica a los cursillistas en cualquier lugar del mundo, como expresión de alegría y comunión. “Es un carisma que invita a evangelizar con entusiasmo en la vida cotidiana, no en lo extraordinario, sino en lo simple de cada día”, remarcaron.
El Movimiento de Cursillos de Cristiandad propone un camino de encuentro con Dios y con los demás a través de un método propio que se desarrolla en tres etapas: pre-Cursillo, Cursillo y post-Cursillo. “Está dirigido a todas las personas, especialmente a los más alejados, porque la finalidad es la evangelización de los ambientes”, señalaron durante la entrevista.
En la diócesis de Posadas, los cursillos se realizan dos veces al año y se complementan con jornadas de metodología y encuentros llamados Ultreya, que fortalecen la vida comunitaria de los cursillistas. Este fin de semana, la comunidad se prepara para una nueva Ultreya en la parroquia San Antonio, que incluirá una misa y un almuerzo comunitario a beneficio de la capilla local.
Asimismo, los entrevistados resaltaron los 54 años de presencia ininterrumpida del movimiento en Misiones, en comunión con la experiencia nacional y mundial que ya supera las ocho décadas. “Nuestro desafío es llegar a los más alejados, también a muchos bautizados que necesitan revivir su fe. La misión es ser Iglesia en salida, testimoniando que Dios ama a cada persona en medio de su realidad”, expresaron.
Finalmente, coincidieron en que el Cursillo no se limita a los días del retiro, sino que continúa en la vida ordinaria, en las parroquias, en la familia, en el trabajo y en cada ambiente donde los cursillistas son llamados a ser testigos de Cristo con alegría.


