En un clima de profunda espiritualidad, el sábado 5 de julio a las 19 horas, la comunidad diocesana de Posadas vivió un momento de gran significación con la entronización de las reliquias de San Roque González de Santa Cruz, fundador de la ciudad, que en sus orígenes llevaba el nombre de “Nuestra Señora de la Anunciación de Itapúa”. La ceremonia se celebró durante la Santa Misa, presidida por el obispo de la diócesis, monseñor Juan Rubén Martínez, en la Iglesia Catedral “San José”.
Durante su homilía, el obispo expresó la alegría de la Iglesia local por recibir una reliquia de uno de los mártires más queridos por la región. “Hoy tenemos una doble alegría. Estamos realizando la entronización de una reliquia muy importante para nosotros, una partícula del corazón de San Roque González. Es un regalo de Dios que queremos agradecer profundamente”, manifestó Mons. Martínez, destacando que la presencia de esta reliquia en la Catedral será un signo que anime a la comunidad a renovar su compromiso con la evangelización.
El obispo también agradeció especialmente a la Congregación de las Hermanas del Espíritu Santo, custodias de la reliquia en el Colegio Santa María, por discernir su traslado al templo madre de la diócesis. “En nombre del Pueblo de Dios, agradezco este gesto que será un impulso para todos nosotros. Ese corazón que quiso estar en medio nuestro es un signo que nos anima en la esperanza”, sostuvo.
En su predicación, Mons. Martínez retomó las lecturas del día para profundizar en la misión evangelizadora de la Iglesia, que fue central en la vida de San Roque González. “El Evangelio de Lucas nos muestra que el Señor envió a sus discípulos de dos en dos, como ovejas en medio de lobos, para preparar el camino. No prometió facilidades, pero sí pidió confianza total en la providencia. La evangelización, como vivió Roque, implica entrega, sacrificio y una profunda capacidad de amar”.
Asimismo, recordó la figura del santo paraguayo, nacido en Asunción, quien dejó su tierra natal para llevar el Evangelio a los pueblos originarios de la región. “Roque y sus compañeros comprendieron que no se trataba de imponer una cultura, sino de inculturar el Evangelio. Por eso aprendieron la lengua, las costumbres y se acercaron con códigos como la música, formando comunidades que florecieron en medio de la adversidad”, explicó el obispo, refiriéndose a las reducciones jesuíticas.
La figura de San Roque estuvo acompañada en la reflexión por los también mártires San Alonso Rodríguez y San Juan del Castillo, patronos de la diócesis. “Juan y Alonso eran jóvenes españoles que estudiaron en Córdoba y vinieron a sumarse a la misión, dando su vida junto a Roque. Murieron mártires por la envidia y el rechazo, pero su testimonio nos deja un legado invaluable”, afirmó.
“Roque fue un hombre escrupuloso, luchador, pero sobre todo un hombre que amó. Y en su corazón –del cual hoy entronizamos una partícula– está el testimonio más profundo de ese amor por su pueblo y por Cristo”, expresó finalmente monseñor Martínez.
El acto de entronización de las reliquias de San Roque González fue recibido con emoción y recogimiento por los fieles presentes. La reliquia, símbolo del amor y la entrega en la evangelización, permanecerá en la Catedral como un testimonio para las generaciones actuales y futuras, uniendo historia, presente y misión.