La creciente escalada militar entre Israel e Irán obligó a seis países latinoamericanos, entre ellos Argentina, a evacuar de forma urgente sus embajadas en Teherán. La medida, de carácter preventivo, responde a los incesantes bombardeos israelíes sobre objetivos estratégicos iraníes, en el marco de una ofensiva que busca desmantelar el programa nuclear de los ayatolás.
La Cancillería argentina ordenó la evacuación completa de su representación diplomática, aunque aclaró que esto no implica una ruptura de relaciones con Irán. El encargado de Negocios, Mariano Jordán, emprendió la salida terrestre hacia Azerbaiyán, luego de recomendar a los 40 ciudadanos argentinos residentes en Irán que también abandonen el país. Sin embargo, la mayoría optó por permanecer en Teherán.
Además de Argentina, también retiraron a su personal diplomático los gobiernos de Brasil, Uruguay, Chile, Bolivia y México. Todos decidieron cerrar sus embajadas en Teherán ante el deterioro de las condiciones de seguridad, y sin una fecha prevista de reapertura.
La situación en la capital iraní es crítica. Israel ha lanzado múltiples ataques aéreos que alcanzaron refinerías de petróleo, instalaciones militares subterráneas en Natanz y Fordow utilizadas para el enriquecimiento de uranio, y sistemas de defensa aérea. También se reportó la eliminación de cerca de dos decenas de científicos vinculados al desarrollo atómico.
En este contexto, Chile retiró a su embajador, su familia y un funcionario, tras confirmar que los bombardeos continuarían en los próximos días. México, por su parte, evacuó su embajada y trabaja en el traslado de una decena de turistas mexicanos que se encontraban en la ciudad de Fajan.
Incluso países con afinidades políticas con el régimen iraní, como Cuba y Nicaragua, anunciaron que evacuarán a su personal diplomático antes del fin de semana. Tanto Miguel Díaz-Canel como Daniel Ortega optaron por priorizar la seguridad de sus funcionarios y familiares, pese a sus vínculos ideológicos con el líder supremo Ali Khamenei.
En paralelo, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, instruyó la salida de sus representantes en Irán rumbo a Azerbaiyán, considerado un aliado estratégico de Moscú en la región. España, en tanto, aún no ha tomado una decisión definitiva, aunque el jefe de gobierno Pedro Sánchez recomendó a los ciudadanos españoles abandonar el país.
La ofensiva de Israel, dirigida por el primer ministro Benjamin Netanyahu, no solo apunta a frenar el programa nuclear iraní, sino también a debilitar la estructura militar del país. En las últimas horas, se completó un ataque contra lanzadores de misiles en el oeste iraní, intensificando aún más la tensión en la región.
Mientras tanto, la Casa Blanca evalúa ampliar su apoyo militar a Israel, lo que podría empujar al conflicto hacia un nuevo nivel, con consecuencias diplomáticas y humanitarias de escala imprevisible. En este clima de incertidumbre, las embajadas internacionales cierran sus puertas una tras otra, y sus representantes abandonan Irán por la Ruta 2, sin certezas sobre su retorno.