Cada 2 de junio, en todo el país se rinde homenaje a quienes encarnan la solidaridad y el coraje en su máxima expresión: los Bomberos Voluntarios. Este año, la conmemoración recuerda los 141 años desde la fundación del primer cuerpo de bomberos voluntarios en La Boca.
La historia de esta institución se remonta al 2 de junio de 1884, cuando un gran incendio amenazó con destrozar el barrio de La Boca. Fue entonces que un vecino, Tomás Liberti, junto a su hijo y un grupo de valientes personas, formó una cadena humana para combatir las llamas, dando origen así al primer cuartel de bomberos voluntarios.
En la actualidad, el Sistema Nacional de Bomberos Voluntarios (SNBV) es un pilar fundamental en la respuesta a emergencias. Con más de 58.000 hombres y mujeres que eligen el camino del servicio desinteresado, cubren el 80% del territorio nacional y asisten a más de 46 millones de argentinos. De esta impresionante cifra, se estima que alrededor de 7.000 son mujeres, demostrando una creciente inclusión y diversidad en el sector.
Los bomberos son personas comprometidas con sus comunidades. De hecho, ser bombero voluntario es una actividad que requiere una gran responsabilidad, ya que deben estar disponibles las 24 horas por 7 días, los 365 días del año.
Los bomberos voluntarios son ciudadanos comunes con una elección extraordinaria: capacitarse constantemente, sacrificar su tiempo personal y estar listos para salvar vidas y bienes en cualquier momento y lugar. Son los primeros en llegar y los últimos en irse ante cualquier emergencia, actuando con solidaridad, abnegación y desinterés. Aunque los tiempos han cambiado, el espíritu de servicio y el crecimiento de este movimiento a lo largo y ancho del país permanecen inalterables.