En los días previos a las Fiestas de fin de año, la inflación mostró señales de desaceleración, con incrementos más moderados en los precios de alimentos y bebidas. Según los últimos datos de consultoras privadas, el índice de precios al consumidor (IPC) de diciembre cerraría con una suba similar o levemente superior al 2,4% registrado en noviembre. De este modo, se prevé que la inflación anual de 2024 termine por debajo del 120%, lo que representa una reducción de casi 100 puntos respecto al 211% alcanzado en 2023.
El dato definitivo del IPC de diciembre será publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) a mediados de enero. Sin embargo, las mediciones privadas ya han comenzado a mostrar un panorama de estabilidad en el ritmo de aumentos, lo que permitiría un cierre del año con una clara desaceleración inflacionaria. El equipo económico del gobierno, con estos números en mano, evaluará una posible corrección en el ritmo de devaluación mensual del peso, pasando del 2% al 1%, con el objetivo de mantener el control sobre los precios en un contexto de inflación moderada.
Desaceleración en los precios de alimentos
Según el relevamiento de la consultora Analytica, en la segunda semana de diciembre los precios de alimentos y bebidas aumentaron a un ritmo semanal de 0,5%, lo que permitió una reducción del promedio mensual a 2,4%. Las categorías que más aumentaron fueron frutas (8%), otros alimentos como snacks y salsas (7,5%), y aceites y grasas (6,6%). En contraposición, los precios de pescados y mariscos cayeron ligeramente, y las verduras registraron una baja significativa (-8,9%), lo que refleja la estacionalidad propia de fin de año.
Por su parte, la consultora Equilibra señaló que, en sus mediciones, la inflación semanal fue de 0,3%, y proyectó que el IPC de diciembre podría ubicarse en torno al 2,7%. Los alimentos y bebidas, en este caso, subieron un 0,5%, con aumentos liderados por carnes (1%), azúcar y golosinas (0,6%), y pan y cereales (0,4%).
Un año de notoria desaceleración
A pesar de las fluctuaciones estacionales y los incrementos en productos específicos, el panorama general de 2024 se perfila como una clara desaceleración inflacionaria. Si bien diciembre suele ser un mes con presión adicional sobre los precios, las consultoras proyectan una caída considerable en la inflación interanual, que pasará del 193% de octubre al 119% en diciembre. Las estimaciones sugieren que, para marzo de 2025, esta cifra podría reducirse a un 54%, y a mediados de año podría llegar al 37%, siempre que el ritmo de desinflación continúe.
En este contexto, el equipo económico del gobierno está evaluando ajustar la política cambiaria. El Ieral, centro de estudios ligado a la Fundación Mediterránea, destacó que una desaceleración en la devaluación podría generar presiones sobre los costos de las empresas, lo que complicaría las negociaciones salariales y con proveedores. Este desafío será clave para el próximo año, en un escenario de menor inflación pero también con altos costos en dólares.
Perspectivas para 2025: un camino hacia la estabilidad
Para 2025, las expectativas apuntan a que el gobierno buscará mantener la inflación en un rango de entre 20% y 25%, lo que implicaría un desafío considerable en cuanto al manejo de las expectativas de inflación y la sostenibilidad de los ingresos de las familias. Si bien la reducción de la pobreza es una prioridad, las consultoras y economistas coinciden en que solo la desaceleración de los precios no será suficiente para mejorar las condiciones de vida de manera sostenida. El crecimiento económico será esencial para lograr una disminución más pronunciada de la pobreza, algo que Argentina no ha experimentado de manera significativa en más de una década.
El impacto de las medidas del gobierno y el panorama económico para el próximo año
La consultora Epyca, al evaluar el primer año de gestión de Javier Milei, destacó que hubo una mejora leve en los ingresos de los sectores más vulnerables, lo que permitió una disminución en los niveles de pobreza. Sin embargo, advirtió que las mejoras genuinas en los ingresos y una caída sostenida de la pobreza dependerán de un crecimiento económico continuo, un desafío complejo en el contexto actual de Argentina.
En conclusión, el cierre de 2024 muestra un panorama de desaceleración inflacionaria importante, aunque el camino hacia la estabilidad económica sigue siendo incierto. Los próximos meses serán clave para evaluar si el gobierno logra mantener esta tendencia y si el crecimiento económico puede acompañar la reducción de la inflación, en un contexto de incertidumbre global y tensiones internas. Infobae