El obispo de Chascomús, monseñor Juan Liébana, se pronunció tras la parodia del nacimiento de Jesús transmitida en el canal de streaming Olga e instó a cuidar lo sagrado. Insistió en la necesidad de la tolerancia:
El pesebre no se mancha
Todos tenemos algo sagrado que consideramos único y muy valioso. Para nosotros, los cristianos, el pesebre y la Navidad son símbolos muy valiosos y sagrados que queremos cuidar y custodiar. Ellos tienen que ver con nuestro ADN, con nuestra identidad, con nuestra esencia más profunda. Navidad es Jesús. Y Jesús es sagrado para nosotros.
Cuando perdemos el sentido de lo sagrado, perdemos la identidad, nuestro norte, nuestra verdad. Por eso, nos duele cuando no se respeta aquello que nos identifica, porque se nos lastima en nuestra identidad más profunda. Hace un tiempo sucedió con la Última Cena en los juegos olímpicos, ahora con la parodia del pesebre durante un programa de televisión. ¿Tanto nos cuesta la tolerancia? “Si no compartes lo nuestro, o si no lo comprendes, al menos no lo desprecies, no te burles, al menos respeta lo que para nosotros es sagrado”. Me parece que éste es un principio básico de tolerancia y de convivencia universal…
Frente a la estupidez humana, Jesús muchas veces guarda silencio, como frente a Herodes durante su Pasión. Sin embargo, al celebrar la Misa ayer en la Unidad Penitenciaria n° 6 de Dolores, y al ver a los detenidos tomar en sus manos, con tanto respeto y cariño, adorando en silencio al Niño Dios, sentía que tenía que decir algo. La palabra nos ayuda a poner límite, a decir “hasta aquí llegaste”, “respeta mis derechos”, “no da todo lo mismo”.
Para nosotros, los cristianos, celebrar la Navidad, es reconocer nuestra dignidad infinita de hijos amados de Dios. Es reconocer el valor infinito de la vida humana, que Dios tomó sobre sí, haciéndose uno de nosotros. Cuidar lo sagrado de la Navidad, es cuidar lo sagrado de toda vida humana, la del anciano, la del joven, la del niño por nacer, la de tantos “Loan” que siguen siendo tratados como mercancía y negocio, a través de la trata, el narcotráfico y tantos flagelos. Cuidar lo sagrado del pesebre, es cuidar lo sagrado de la familia, de las tradiciones, de nuestra identidad religiosa y cultural, que no queremos que atropellen, ni maltraten.
En estos días tan sagrados de representación del pesebre viviente, invito a los fieles, a que podamos participar activamente de estos eventos sagrados, renovando más que nunca nuestro compromiso sagrado de cuidar y defender la vida frágil de los más pequeños, que, al igual que Jesús, no queremos ignorar, despreciar, burlar o descartar. Que al celebrar esta Navidad, reconozcamos a Cristo en cada hermano, incluso en aquel que posee otras creencias y convicciones, y renovemos nuestro compromiso de cuidar y respetar lo sagrado de la vida de cada prójimo.
Que la alegría verdadera, aquella que brota del pesebre y del respeto al otro, inunde cada hogar y transforme nuestras noches malas, en Nochebuena, porque nació el Redentor, el Emanuel, el Dios que está para siempre con nosotros.