En una solemne ceremonia celebrada en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco dirigió un mensaje inspirador a los miembros de la Orden Teatina con motivo del 500 aniversario de su fundación. La ocasión marcó también el aniversario de la profesión solemne de San Cayetano Thiene y sus primeros compañeros.
Durante la audiencia, el Papa instó a los Teatinos a abrazar con alegría los principios de renovación, comunión y servicio, recordando que la orden fue establecida en un momento de gran necesidad de reforma dentro de la Iglesia. La ceremonia incluyó la llegada de una estatua histórica de San Cayetano, realizada por el artista maltés Carlo Darmanin en 1885, que representa a la Virgen María entregando al niño Jesús. Esta estatua, tras casi 140 años en Malta, regresó a la Basílica de Sant’Andrea della Valle en Roma, el centro espiritual de la orden.
El Papa destacó que la orden de San Cayetano Thiene se fundó en un periodo en que la Iglesia estaba en proceso de renovación, simbolizado por la construcción de la nueva Basílica de San Pedro. Francisco utilizó esta imagen para enfatizar la necesidad constante de renovación dentro de la vida espiritual y comunitaria. «La fidelidad debe ser renovada», afirmó, subrayando que el proceso implica tanto mantener las tradiciones como adaptarse a los tiempos presentes.
Francisco también hizo hincapié en la importancia de trabajar en comunidad, citando la colaboración de artesanos y obreros en la construcción de la Basílica como una metáfora de la necesidad de colaboración en la vida eclesial. «Una casa acogedora no se construye solo», afirmó, «sino juntos, valorizando la contribución de todos».
El Papa concluyó su discurso resaltando el valor del servicio, siguiendo el ejemplo de San Cayetano y, sobre todo, de Jesús, quien vino «no para ser servido, sino para servir y dar la vida». Francisco animó a la Familia Teatina a abrazar estos valores con alegría y a hacer de la renovación, la comunión y el servicio, el núcleo de su misión en el actual Jubileo. AICA