Inundaciones históricas en el sur de Brasil: La Iglesia llama a la solidaridad y la esperanza en tiempos de crisis


Las recientes inundaciones en el sur de Brasil han dejado una estela de devastación y desolación, desencadenando una respuesta de solidaridad y esperanza liderada por la Iglesia Católica. El arzobispo de Santa María (RS) y presidente de la región Sur 3 de la Conferencia Episcopal (CNBB), Mons. Leomar Antônio Brustolin, ha instado a la comunidad a unirse en la reconstrucción y apoyo mutuo en medio de la tragedia.

Las tormentas que azotaron Rio Grande do Sul han desencadenado la peor catástrofe en la región en años, con más de 300 municipios afectados, pérdidas de vidas humanas, desaparecidos y miles de personas desplazadas. Ante esta crisis sin precedentes, Mons. Brustolin compartió sus reflexiones, destacando la importancia de encontrar luz en medio de la oscuridad y la esperanza en la desesperación.

En sus palabras, el arzobispo enfatizó la necesidad de aprender a vivir y convivir, fortaleciendo los lazos de solidaridad y amistad social. «Dios está con nosotros, tenemos experiencia de esto y somos capaces de ser solidarios», declaró. En un llamado a la comunidad, recordó las palabras reconfortantes del profeta Isaías y la promesa de consuelo y liberación que trae el mensaje de Cristo.

Además de ofrecer palabras de aliento, la Iglesia ha estado activamente involucrada en la respuesta humanitaria, abriendo sus puertas para acoger a los desplazados, proporcionando alimentos y apoyo a los más necesitados. Mons. Brustolin elogió los esfuerzos de las comunidades parroquiales y la generosidad demostrada por aquellos que se han unido en solidaridad con los afectados por las inundaciones.

En medio del desafío, el arzobispo destacó la importancia de mantener la fe y la esperanza viva, confiando en que, con el tiempo, la comunidad se recuperará y reconstruirá lo que se ha perdido. «Todo pasa, pero este amor ya es consuelo», afirmó.

La campaña de ayuda y solidaridad continúa, con comunidades parroquiales y organizaciones religiosas trabajando incansablemente para brindar apoyo a aquellos que más lo necesitan. En palabras finales, Mons. Brustolin instó a todos a seguir creando lazos de solidaridad y amistad social, recordando que, aunque puedan sentirse aislados, nunca están solos en su lucha. Con información de AICA