Vladimir Putin ha sido reelegido como presidente de Rusia con una victoria arrolladora, según datos oficiales proporcionados por la Comisión Electoral Central (CEC). Con un impresionante 88% de los votos, Putin asegura su permanencia en el cargo, convirtiéndose así en el líder ruso con el mandato más largo en los últimos 200 años, superando incluso a Josef Stalin.
El principal rival de Putin, Nikolái Jaritónov del partido comunista, obtuvo apenas el 4,11% de los votos, seguido por Vladislav Davankov del partido Gente Nueva, con un 4,01%, y Leonid Slutski, ultranacionalista, con el 3,11% de los sufragios.
Sin embargo, estas elecciones no están exentas de controversia. Desde la Casa Blanca, se han expresado fuertes críticas hacia la supuesta falta de transparencia y justicia en los comicios, señalando que Putin ha limitado la participación de opositores políticos y ha impedido que otros se presenten contra él.
El proceso electoral se llevó a cabo poco más de dos años después de que Putin ordenara la invasión de Ucrania, desencadenando así el conflicto europeo más mortífero desde la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto ha arrojado una sombra sobre las elecciones, con ataques de Ucrania a refinerías de petróleo en Rusia y bombardeos en diversas regiones.
Aunque la reelección de Putin era ampliamente esperada debido a su control sobre Rusia y la falta de rivales significativos, el presidente de 71 años buscaba demostrar un apoyo abrumador por parte del pueblo ruso. La participación en todo el país alcanzó el 74,22%, superando los niveles de las elecciones anteriores en 2018.
Mientras tanto, los partidarios del fallecido líder opositor Alexei Navalny convocaron a protestas contra Putin, bajo el lema «Mediodía contra Putin», denunciando al presidente como un «autócrata corrupto». Aunque no se ha realizado un recuento independiente del número de participantes en estas protestas, se reportaron al menos 74 detenciones en toda Rusia.
La muerte de Navalny dejó a la oposición sin su principal líder, y otras figuras importantes se encuentran en el exilio, en prisión o fallecidas. Putin, por su parte, considera la guerra en Ucrania como parte de una lucha contra un Occidente en decadencia que ha intentado humillar a Rusia desde el fin de la Guerra Fría.
Mientras tanto, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski ha denunciado las elecciones rusas como una farsa, afirmando que Putin busca gobernar para siempre y que debería ser juzgado en La Haya. Además, Kiev ha calificado como ilegales y nulas las elecciones en Crimea y otras regiones reclamadas por Rusia.

