Economía argentina: Salario mínimo en dólares se desploma en el ranking regional


En medio de una economía golpeada por la recesión, marcada por el sinceramiento fiscal, ajuste de precios relativos y fluctuaciones en el tipo de cambio, Argentina enfrenta un fuerte deterioro en su salario mínimo vital y móvil (SMVM), ubicándose en una posición crítica en comparación con el resto de los países de América Latina.

El SMVM se fijó en $180.00 para febrero de 2024 y en $202.800 para marzo, experimentando un aumento del 30% en tan solo dos meses. Sin embargo, este incremento no logra compensar la pérdida del poder adquisitivo del peso argentino, situando al salario en su nivel más bajo en términos reales desde junio de 2003.

El análisis histórico revela una tendencia preocupante en la evolución del salario frente a la inflación. Durante los últimos 12 años, los ingresos de los argentinos han experimentado una constante caída en términos reales. Bajo los gobiernos de Cristina Fernández, Mauricio Macri y Alberto Fernández, el poder adquisitivo se ha visto seriamente afectado por una inflación desmedida.

En el caso del salario público, tanto durante el mandato de Cristina Fernández como en los períodos de Macri y Alberto Fernández, la inflación superó con creces el aumento salarial, dejando a los trabajadores en una situación de constante pérdida de poder adquisitivo.

La situación es aún más crítica para los asalariados no registrados, cuyos ingresos han evolucionado por debajo de la inflación en todos los períodos analizados, dejándolos rezagados en términos económicos.

Comparando el salario mínimo de Argentina con el de otros países de la región, el panorama es desalentador. Con un SMVM de tan solo US$164, Argentina ocupa uno de los últimos puestos en el ranking regional, con Venezuela liderando este listado con un SMVM de 3,61 dólares.

El contexto económico actual refleja una preocupante contracción en la actividad económica, agravada por la emisión monetaria descontrolada y la escalada inflacionaria. El Gobierno Nacional se encuentra en una encrucijada, buscando alcanzar el superávit fiscal a costa de reducir el gasto público y frenar la emisión de dinero para financiarlo.

Esta medida, aunque necesaria para estabilizar la economía, conlleva a una inevitable contracción y caída en la actividad económica y el consumo interno. En este escenario, la recomposición salarial se vuelve un desafío aún mayor, ya que muchas empresas enfrentarán la difícil decisión de aumentar los salarios o preservar la plantilla de empleados.

En el corto plazo, la prioridad es evitar despidos masivos y mantener la estabilidad laboral, lo que podría limitar las posibilidades de incrementos salariales significativos. Los indicadores económicos reflejan una preocupante tendencia a la baja en sectores clave como la industria, el comercio y la construcción, lo que sugiere que la recuperación será lenta y gradual.

Sin embargo, sectores como el petróleo, gas, minería, servicios de conocimiento y agroindustria presentan perspectivas más favorables, gracias a medidas gubernamentales como la corrección de precios de combustibles, la liberalización de exportaciones y el impulso a la digitalización. Con información de Primera Edición