El origen del Rosario
Aunque la costumbre de decir oraciones y contarlas con un collar de cuentas es común en otras religiones, como por ejemplo los musulmanes, quienes utilizan una serie de 33 cuentas para decir los atributos de Dios, la Iglesia Católica le debe esta bella práctica a los dominicos. Y es que cuenta la tradición que en el siglo XII la Virgen se le apareció a Santo Domingo de Guzmán y le enseñó a rezar el Rosario como un arma para la conversión de los herejes. “Viva María, viva el Rosario, viva Santo Domingo que lo ha fundado”, canta la piedad popular.
Rosas para la Virgen
La palabra Rosario significa “Corona de Rosas” y es un modo piadoso de oración que (en su versión completa, incluyendo los cuatro tipos de misterios), consiste en repetir 200 veces el saludo que el Ángel le dio a María, interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías, mientras se medita en la vida de Nuestro Señor Jesucristo. Se dice que cada vez que se reza un Ave María se le da a la Santísima Virgen una hermosa rosa y cada Rosario completo le hace una bella corona de flores.
La Virgen y el Rosario
En sus apariciones de Lourdes (Francia) y en Fátima (Portugal), la Virgen María ha insistido en el rezo del Santo Rosario y lo mismo ha sucedido en otras apariciones no reconocidas por la Iglesia. Mediante esta oración conocemos más a la Virgen Santísima y la sentimos más cercana de nosotros. La hacemos nuestra intercesora y nuestra medianera ante su Hijo y ante Dios Padre.
Promesas de la Virgen
Tanto ha querido la Madre de Dios que se rece el Rosario que en sus diferentes apariciones ha prometido algunas cosas. Por ejemplo, ha comprometido su protección y grandes gracias a aquellos que lo recen; ha dicho también que es un arma poderosa para no ir al infierno, para destruir vicios, disminuir los pecados y defendernos de las herejías, y que el alma que se encomiende a ella en el Rosario no perecerá.
Ha prometido también que quienes lo recen devotamente y lleven los misterios como testimonio de vida, no conocerán la desdicha y Dios no los castigará en su justicia, no tendrán una muerte violenta y, si son justos, permanecerán en la gracia de Dios y tendrán la recompensa de la vida eterna.
Además, la Santísima Virgen ha dado su palabra de que aquel que sea verdadero devoto del Rosario no morirá sin los sagrados Sacramentos y en la hora de su muerte encontrará la luz de Dios y la plenitud de su gracia; también lo librará del Purgatorio y será asistidos por ella en sus necesidades.
Por si fuera poco, ha ofrecido a toda persona que se encomiende a ella en el Rosario que tendrá como intercesores a toda la Corte Celestial en vida y a la hora de la muerte, y ha prometido unidad a todas las familias que lo recen unidas.
Indulgencia
Por su sencillez y porque propicia la oración en común, el Santo Rosario ha tenido una gran aceptación en el pueblo sencillo de toda la catolicidad. La Iglesia misma, a través de los Papas, ha recomendado la costumbre del rezo del Santo Rosario, enriqueciéndolo con indulgencias especiales. Existe, por ejemplo, una indulgencia total a quienes recen el Santo Rosario en familia o comunidad con las condiciones de costumbre: confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Papa.