Sínodo 2023: Una Iglesia que implica a todos


El contenido del «documento de síntesis» con el que se cierra el sínodo parece ser un intento de tranquilizar a quienes temían que esta asamblea provocaría un vuelco en la doctrina católica. El sínodo ha aprobado por mayoría absoluta y enviado al Papa un texto de corte optimista que pone las bases para futuras decisiones sobre la presencia de mujeres en órganos de decisión de la Iglesia o la rendición de cuentas de los obispos. Además, solicita que «no se falte el respeto» a las personas homosexuales y que se «profundice» sobre la obligación del celibato sacerdotal.

El texto, aprobado a última hora del sábado en una votación en la que por primera vez participaron mujeres, menciona varias veces a Juan Pablo II, incluye una mención a la protección del derecho a la vida, propone revisar el Código de Derecho Canónico, y muchas otras medidas, con la idea de ser «una Iglesia más cercana a las personas, menos burocrática y más relacional».

Mujeres en cargos de decisión de la Iglesia

Según el documento, durante los debates, «muchas mujeres expresaron su profunda gratitud por la labor de sacerdotes y obispos, pero también hablaron de una Iglesia que duele». Denunciaron que «el clericalismo, el machismo y el uso inadecuado de la autoridad siguen marcando el rostro de la Iglesia y dañando la comunión», y solicitaron «una profunda conversión espiritual como base de cualquier cambio estructural».

Avisaron de que «cuando en la Iglesia se violan la dignidad y la justicia en las relaciones entre hombres y mujeres, se debilita la credibilidad del anuncio que dirigimos al mundo» y por eso ahora solicitan «mayor reconocimiento y valorización de la aportación de las mujeres y un aumento de las responsabilidades pastorales que se les confían en todos los ámbitos de la vida y la misión de la Iglesia».

Piden que «las mujeres puedan participar en los procesos de toma de decisiones y asumir funciones de responsabilidad en el trabajo pastoral y el ministerio». Por ejemplo, como juezas en todos los tribunales canónicos, o normalizando su presencia como estudiantes de Teología o como profesoras en seminarios.

Bloqueo del debate sobre mujeres diáconos

El documento votado no menciona el sacerdocio femenino, pero sí el diaconado de mujeres, cuestión sobre la que hubo mayor desacuerdo en las votaciones, 277 a favor y 69 en contra. «Algunos consideran que sería inaceptable, ya que estaría en discontinuidad con la Tradición. Para otros, que restauraría una práctica de la Iglesia primitiva», explica el texto. «Otros lo ven como respuesta adecuada y necesaria a estos tiempos, fiel a la Tradición y capaz de encontrar eco en los corazones de muchos que buscan una renovada vitalidad y energía en la Iglesia. Algunos temen que refleje una peligrosa confusión antropológica, como si la Iglesia debiera alinearse al espíritu de los tiempos». Como resultado, solicitan que continúe estudiándose la cuestión y que «los resultados se presenten en la próxima asamblea», en octubre de 2024.

Católicos homosexuales y divorciados vueltos a casar

El documento expresa «cercanía y apoyo a quienes viven una condición de soledad como opción de fidelidad a la tradición y al Magisterio de la Iglesia sobre el matrimonio y la ética sexual», una referencia a católicos homosexuales que optan por la castidad, o a divorciados que han decidido no volver a casarse. «Se invita a las comunidades cristianas a estar particularmente cerca de ellos», recoge.

Por otra parte, reconoce que muchos otros «se sienten marginados o excluidos de la Iglesia por su situación matrimonial, su identidad y su sexualidad» y solicitan «ser escuchados y acompañados y que se defienda su dignidad». Como respuesta, subraya que «los cristianos no pueden faltar al respeto a la dignidad de ninguna persona», y que «escuchar no significa abdicar de la claridad a la hora de presentar el mensaje de salvación del Evangelio, ni respaldar ninguna opinión o postura».

En tono positivo, recuerdan que «el Evangelio muestra que Jesús sale al encuentro de las personas en la singularidad de su historia y de su situación, nunca a partir de prejuicios o etiquetas». Por eso, «si utilizamos la doctrina con dureza y con una actitud sentenciosa, traicionamos el Evangelio; y si practicamos una misericordia barata, no transmitimos el amor de Dios».

Además, reconoce que «a veces, las categorías antropológicas que hemos desarrollado» sobre cuestiones como «la identidad de género y la orientación sexual» o «situaciones matrimoniales difíciles», resultan insuficientes «para captar la complejidad de los elementos que surgen de la experiencia o de los conocimientos de las ciencias, y requieren un perfeccionamiento y un estudio más profundo». Por eso, no pueden afrontarse con «juicios simplificadores que hieren a las personas y al Cuerpo de la Iglesia».

Los participantes han evitado mencionar explícitamente al colectivo LGBTQ, quizá para no encasillar el respeto a las personas en opciones concretas.

Mecanismos de control del obispo y los párrocos

Es particularmente contundente la mención a la «cultura de la transparencia y el cumplimiento de los procedimientos de protección de menores» por parte de los obispos. «Deben establecerse estructuras y procesos para la verificación regular del trabajo del obispo, con referencia al estilo de su autoridad, la administración financiera de los bienes de la diócesis, el funcionamiento de los órganos de participación y la protección contra cualquier tipo de abuso», solicita. Igualmente, propone «formas de evaluación de la labor de los nuncios por parte de las Iglesias de los países donde desempeñan su misión», y una «auditoría regular de cómo los sacerdotes y diáconos que tienen funciones de responsabilidad ejercen su ministerio».

Sugiere además que «se revisen los criterios de selección de los candidatos a obispos, equilibrando la autoridad del nuncio con la participación de la Conferencia Episcopal» y «escuchando a un mayor número de laicos, consagrados y consagradas».

Celibato sacerdotal

El documento constata que durante los debates «se expresaron distintas valoraciones sobre el celibato». «Todos aprecian su valor profético y el testimonio de identificación a Cristo; pero algunos se preguntan si su adecuación teológica con el ministerio sacerdotal debe traducirse necesariamente en una obligación disciplinar en la Iglesia latina, especialmente allí donde los contextos eclesiales y culturales lo hacen más difícil». «Es un tema no nuevo, sobre el que hay que profundizar», concluye. Fue otro de los puntos del documento que obtuvo más votos negativos, 55 contrarios.

Sobre el celibato, cuando habla de la formación de seminaristas y la atención de sacerdotes, recomienda «profundizar en la educación afectiva y sexual para apoyar su maduración afectiva». Una propuesta en esa línea es «potenciar la aportación de mujeres y la contribución de familias» en las clases.

Otra novedad se refiere a exsacerdotes, pues invita a «considerar, caso por caso y contexto por contexto, la conveniencia de incluir a sacerdotes que han abandonado el ministerio, en un servicio pastoral que pueda beneficiarse de su formación y experiencia».

Texto no vinculante

El texto afronta problemas de la Iglesia en zonas muy diferentes y recoge las sensibilidades de todos los continentes. Por ejemplo, invita a los obispos africanos a «promover un discernimiento sobre el acompañamiento de personas polígamas que se acercan a la fe», propone que a partir de 2025 todos los cristianos celebren la Pascua el mismo día, y reconoce que no han sabido explicar bien a los católicos qué quieren decir con el concepto «sinodal».

El «documento de síntesis» será ahora presentado en las conferencias episcopales de todo el mundo y en las diócesis. Con el resultado de esas reflexiones, las 365 personas que han participado en este sínodo regresarán a Roma en octubre del año que viene. Y ahí sí que sus propuestas serán más contundentes.

  Por Javier Martínez-Brocal: Corresponsal de ABC en el Vaticano.