La plaza San Martín fue escenario de una celebración vibrante y llena de vida en honor al Día del Folklore. El evento combinó lo mejor de la cultura, la gastronomía y el arte. La comunidad se reunió para rendir homenaje a las raíces y tradiciones que han moldeado la identidad del país.
En la tarde del viernes, pasada las 17 hs, la plaza comenzó a llenarse de color y entusiasmo. Puestos decorados con elementos folklóricos y banderines dieron vida a un ambiente festivo que anticipaba una gran jornada.
Para entretenimiento de los presentes hubo una grilla variada de espectáculos que deleitaron a la audiencia durante toda la velada. Cada presentación fue una manifestación de pasión y la multitud respondía con aplausos y vítores que resonaron en toda la plaza.
En ese sentido, lo que realmente hizo que la celebración fuera aún más especial fue la participación activa de la comunidad. Los asistentes se convirtieron en parte integral con personas de todas las edades y trasfondos quienes se unieron en un espíritu de camaradería, compartiendo risas, conversaciones y, por supuesto, bailes. Los rincones de la San Martín se llenaron de parejas danzando al compás de la música, creando un ambiente de alegría y unidad.
A medida que la noche llegaba a su fin, el sentimiento de unidad y conexión seguía palpable en el aire. La festividad no solo honró las raíces culturales de la región, sino que también sirvió como un recordatorio de la importancia de preservar y celebrar las tradiciones.
En definitiva, el evento encapsuló la esencia misma del folklore: una unión de tradiciones, gastronomía y arte que trasciende el tiempo y fortalece los lazos entre las personas. La ciudad demostró que el folklore no es solo una parte del pasado, sino una parte vital y vibrante del presente y futuro.
