En este día tan especial se recuerda la resurrección de Jesús, que —según la Biblia— ocurre tres días después de su muerte en la cruz.
En cada una de las jornadas de la Semana Santa se rememoran las vivencias que vivió Cristo en sus últimos días en la Tierra, y se realizan determinados ritos y oraciones vinculados a lo sucedido. Por eso, el pasado Domingo de Ramos se bendijeron ramos de olivo, que emulan a los que la multitud le arrojó para recibirlo en Jerusalén; y el Viernes Santo, los creyentes revivieron los distintos momentos del Vía Crusis. Siguiendo esta secuencia, ayer, fue Sábado Santo, y no hubo fiestas litúrgicas para guardar la vigilia que emula la espera de los primeros cristianos, que aguardaron durante tres jornadas la resurrección de quien adoraban como el Hijo de Dios.
Qué es la Pascua y qué significa
El Evangelio de San Juan recuerda como, cumplido este plazo, en la mañana de la Pascua, María Magdalena se apareció frente al sepulcro de Jesús y encontró que la roca que cubría la entrada ya no estaba en su sitio.
Ella fue a buscar a los dos discípulos más queridos por Jesús, Pedro y Juan, que confirmaron el vaciamiento del sepulcro. Mientras los apóstoles restantes se reunían en una casa, María Magdalena se postró en el lugar del entierro y lloró la pérdida del cuerpo de quien había sido fiel seguidora. Allí se le apareció Jesús, que le pidió que fuera a decirle a los demás que había vuelto, lo que confirmaba que él era el Hijo de Dios y el Mesías.
Entonces, Jesús se presentó ante sus fieles seguidores, y les demostró que efectivamente era él, al enseñarles los estigmas de sus manos y al hacer el milagro de la aparición de cientos de peces en las redes de los discípulos que eran pescadores.
En ese contexto, se produce un diálogo muy interesante entre Jesús y Tomás, uno de los apóstoles, quien había dicho que no creería en su regreso hasta tenerlo frente a sus ojos y poder tocar sus heridas. “¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto”, le dijo, entonces, Jesús.
El Evangelio según San Juan recuerda el último instante de Cristo, ya resucitado, en la Tierra, previo a su ascensión celestial: “Lo llevó hasta cerca de Betania, y levantando sus manos, les bendijo, y mientras los bendecía, se alejaba de ellos y era llevado al cielo”.
A partir de entonces, permaneció la promesa de su regreso a la Tierra, contenido en el quinto libro del Nuevo Testamento, los Hechos de los Apóstoles: “Entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”.
Por eso, además de celebrar la resurrección de Cristo, hecho que —según la tradición— comprobó que era el verdadero Hijo de Dios, en la Pascua los fieles renuevan su fe de que algún día volverá a la Tierra.
(Fuente: La Nación)