Cuando te acercas al Santísimo a hacer oración, ¿sabes ante quién llegas?

oración al santísimo

La Eucaristía es un sacramento donde se consagra el vino y el pan. Un acto donde se renueva místicamente la muerte y resurrección de Jesucristo. Los cristianos católicos creemos en la real y viva presencia de Jesús en el pan y el vino. A través del misterio de la transubstanciación, cambia la substancia en cuerpo y sangre de Cristo en el sentido literal, como hizo el mismo Jesús en la última cena. (Mateo 26: 26-29).

Este misterio es un acontecimiento sobrenatural soportado por los milagros eucarísticos que se han dado a lo largo del tiempo en distintas partes del mundo. De ellos sabemos que, antes de ser aceptados como milagros, pasan por distintos estudios científicos para catalogarlos como tal.

Actualmente, el científico neurofisiólogo Ricardo Castañón se dedica exclusivamente a este apostolado luego de haber sido ateo y tener su conversión examinando una hostia con restos de sangre.

¿Cómo hacer oración con el Santísimo y enamorarme de Él?

Hay muchas formas, maneras y métodos. Cada uno debe ir poco a poco descubriendo esa relación única que vas a desarrollar con tu amigo y creador.

Sin embargo, te daré unos tres sencillos consejos si deseas acercarte y te consideras un principiante.

1. Para enamorarse hay que conocer al amado

Somos seres humanos sensibles, concreto. Por eso, verlo y contemplarlo en un pedacito de pan, se hace una realidad tangible y patente para los humanos. Jesús nos dejó su Santo Espíritu: «Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recordará todo lo que yo les he dicho» Juan 14, 26.

Aun así, decidió quedarse junto a nosotros en una forma concreta, donde podamos hablar con Él, expresarle nuestra gratitud, mirarlo mientras le contamos acerca de nuestros proyectos, nuestras derrotas, observarlo y contarle las ganas que tenemos de conocerlo y de sentir la paz y la felicidad que vemos en los que lo siguen.

2. Toda relación inicia con el diálogo

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Todo vínculo, ya sea de amistad, laboral o de amor, comienza con el diálogo. Nadie se abre de par en par en la primera cita, vamos poco a poco recorriendo el camino para conocernos.

Pasa igual en nuestros encuentros con Jesús Eucaristía, al inicio es solo tomar la determinación de ir a visitarlo, sentarse frente de Él. Incluso arrodillarse, aunque sientas que es un acto más de imitación que genuino, hazte como niño (Mateo 18,3). Él te está esperando ansioso.

Míralo y ve a un amigo y en ese silencio humano que no pronuncia palabra, háblale desde el corazón y desde tus pensamientos, atrévete a preguntarle: ¿En verdad estás ahí?; ¿Quién eres?; ¿Quién soy yo para ti?; ¿Qué dice la gente sobre ti?

No tengas miedo de acercarte, no esperes respuestas rápidas y audibles, sé perseverante y practica el don de la paciencia, agudiza tus sentidos para que las respuestas lleguen a través de su palabra, en la biblia, a través de un amigo o de algún acto sencillo mientras van trascurriendo tus visitas y días, recuerda que nada sucede por casualidad.

En este artículo puedes encontrar algunos consejos para iniciar tu conversación con Él.

3. Las relaciones también inician con atracción

Hay una cierta curiosidad, admiración, interés y ganas de conocer a esa persona que está del otro lado. ¡Sí! Recuerda en todo momento que Jesús es una persona real, concreta, que te ama y espera.

Reflexionar el hecho del porqué estás interesado en conocerlo, meditar sobre las reflexiones o testimonios de otras personas y sobre todo buscarlo en su palabra, te ayudará a conocer sus obras y su persona para así admirarlo, más por lo que es Él: «el camino, la verdad y la vida».

Sin embargo, a veces no sabemos por dónde comenzar, ni que decir. Un pequeño libro de oraciones especializadas en las visitas al Santísimo, puede ayudarte a ir poco a poco. Y, así, «entrenarte» para ir preparando el terreno para conocerlo, orarle y luego tú mismo ser quien lo hagas de forma natural, a tu manera, desarrollando esa relación única que tendrás con Él.

Es como cuando salimos por primera vez con alguien y primero vamos hablando temas más superficiales (qué haces, a qué te dedicas, dónde vives) y luego, poco a poco, compartimos planes, sueños, proyectos y hablamos del futuro.

Un consejo extra puede ser el de leer sobre la vida de algunos santos. Por ejemplo, Santa Margarita de Alacoque. Estando en oración ante el Santísimo, tuvo revelaciones directamente, desde el corazón de Jesús, para ella y toda la humanidad.

O también leer del testimonio actual del beato Carlo Acutis, un adolescente común y corriente que falleció en el 2006 a sus 15 años. Él demostró, en tan corto tiempo, un amor tan profundo a la Eucaristía. Lideró en internet un proyecto donde documentaba los milagros eucarísticos por todo el mundo.

Los humanos somos seres por naturaleza inconstantes, donde a veces, la rutina nos encarrila, pero también se nos vuelve tediosa y nos enfría. Jesús es fuego eterno, capaz de encendernos una y otra vez.

No tengas miedo de conocerlo, buscarlo y dejarte amar por Él en la Eucaristía.

Así, la próxima vez que te acerques a hacer oración frente al Santísimo, podrás decirle, como Carlo Acutis: «La Eucaristía es mi autopista al cielo».